sábado, 12 de abril de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pajarillos a volar



Pajarillos a volar… que es primavera, que el sol luce en lo alto del cielo y están los campos sembrados de flores. Nacen las margaritas en la orilla de los caminos y crecen floridos los romeros. Viene un perfume que embriaga y el aire trae esencias nuevas.

Pero ¡ay! con las cosas de comer no se juega. Acaba de cerrarse (¿) una crisis en el Gobierno andaluz. Se revisarán – en esto de las cifras hay confusión-  ocho expedientes de los doce a los que se le asignó una vivienda en Sevilla. No se sabe nada de los otros cuatro que faltan para la docena ni de los doce mil que esperan…

Una amenaza de elecciones anticipadas ha disparado las alarmas. ¿Perder el sillón y la corbata diaria? ¿Perder la Visa y el coche oficial? ¿Perder las prebendas del chófer que abre la portezuela que oye todo lo que se habla desde el móvil pero que no escucha nada? Eso no entra en el programa.

Está Andalucía de Cristos sangrientos por la calles y… de quien ha sudado sangre cuando ha visto que podría perder todo lo que por la gracia del destino y de una legislación que pide a gritos reformas, ve que puede perderlo todo. Esto ha sido el ‘parto de los montes’ y una genuflexión en toda regla.

Expoliado por la soldadesca estaba Cristo antes de iniciar el camino del Gólgota.  El posible Decreto que disuelve el Parlamento, ha flotado como un mal aire, en los albores, de la Semana Santa. Algunos han temblado ante la posibilidad de cargar la cruz a cuesta de su  realidad. O sea, volver a ser, lo que fueron.

Han llegado los acuerdos. Tenían que llegar. Con las cosas de comer no se tontea. Ni por un asomo. Que las carga el diablo y si los de enfrenten son malos de solemnidad, los de esta orilla, no demuestra que son mas buenos… Y luego pasa lo que pasa. Es Domingo de Ramos. Flores y palmas, olivos tiernos, calcetines nuevos, tronos y pajarillos a volar… ahora, que todavía, podemos.

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