viernes, 4 de abril de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Suspiros que lleva el aire


Encaramado a lo alto, en competencia con otra altura -Las Torres- el Calvario es cal blanca entre la vega y el pueblo... Es porcelana importada, algo que ha ido creciendo. De la ermita de entonces, casi nada: recuerdos. De a de ahora: una lucha contra adversidades y  el tiempo.

Tienen muchos pueblos un cerro con el nombre de ‘Calvario’. No hay que ser muy lince para escudriñar en el porqué de los nombres en los pueblos. También en el nuestro. Y, así están la Fuente de la Zorra, la Fuente de Pedro Sánchez, la Fuente de la Higuera, la Fuente de las Monjas,  la Fuente de la Cañada del Chamizo…

Había –hasta que un rayo dispuso lo contrario- una vetusta ermita. Pequeña, solitaria, como un lazareto apartado pero desde el que veía el crecimiento, con el paso de los días, como una bocanada blanca, que un suspiro llevado por el viento, el chorreo, a la faldas de El Hacho, del pueblo.

Álora es un pueblo con vigor del contrasentido. Verán: del Calvario no baja un Cristo Crucificado. No. Baja Jesús Orando en el Huerto. ¿Será porque ya allí, Jesús, sudó sangre? Quiero decir en Getsemaní, claro. ‘Padre si es posible que pase de mí este cáliz…’

Jesús Orando en el Huerto agrupó hace más de medio siglo a un colectivo, no de agricultores – podría ser lógico – sino de artesanos. Profesionales excelentes: talla, obra, herrería, forja… sacaron adelante un nueva cofradía. Desde entonces, no ha cesado el crecimiento.

Coronaron el cerro con una capilla nueva. Espadaña que otea vientos. Vistas únicas. Arriba, el cielo azul, el caserío blanco… Abajo, el río se abre camino entre la frondosidad de las huertas. Va camino de la mar. Meandros por mor de los sedimentos y laderas que bajan hasta la orilla del agua. Perfume en primavera; verdor (esperanza contra el rigor del estío) en los meses duros de verano.

Se encarama en lo más alto El Calvario. Desde su cumbre, Álora se asoma la frondosidad de la vega…( Pepe Díaz, a la historia de Álora, con su pregón: valiente, original, único, de esta noche).  Mi amigo Felipe Aranda lo ha captado –al Calvario- con su objetivo. Le pido permiso. Me aprovecho. Se la ofrezco. Si tienen tiempo, ya saben…

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