sábado, 18 de noviembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El eje



18 de noviembre, sábado. Entre las ocho y las nueve de la mañana, el cielo está en calma. Apunta el sol un par de palmos por encima del horizonte. Hay momentos, que ciega. El cielo despejado, limpio, no hay señal de cambio de tiempo. El día va a ser radiante, como estos días que llevamos soportando. No quiere aparecer el otoño; la lluvia, tampoco. Río Grande -ambición de nombre para ser afluente – tiene el cauce superficial seco.

El sol es fuerte. Calienta aún poco; luego, cuando abra el día pegará con mas fuerza. La noche ha dejado una tenue capa de rocío. Brillan las gotas minúsculas en los bordes de la carretera. Le dan una nota especial al campo. Algo así como si una sinfonía, por ejemplo, Peer Gynt se desencadenase para embadurnar el alma.

La carretera (autovía hasta Casapalma), a estas horas tempranas está cargada de vehículos. Los dos sentidos de la circulación piden una ampliación en dirección norte. No la hacen. Uno no sabe si es porque no hay dinero o porque hay otras soluciones que reclaman una atención con más presteza. No sé. Esta carretera a todas horas es un peligro por la densidad de tráfico que soporta.

La población del Valle del Guadalhorce aumenta constantemente demanda una solución. Es la salida natural de Málaga hacia el interior.  La costa es una calle larga de Estepona a Nerja…

Me dicen que en las cercanías de la capital acoge entre setenta y ochenta mil coches diarios; hasta Cártama, unos cincuenta mil y hasta el cruce de Zalea, Pizarra y Casarabonela, cercano a los veinticinco mil. Demasiados vehículos. Incorporaciones laterales, gente con prisa excesiva -han olvidado que el tiempo perdido no se recupera en la carretera – o inconscientes con un volante en la mano. De todo, en la viña del Señor.

La vía está muy transitada por la gente que acude al trabajo en el interior de la provincia o va a la costa o la capital. En Casapalma hay una posible salida hacia Coín y Marbella.

El eje del Guadalhorce tiene tablillas en sus arcenes, como todas las carreteras, que marcan la numeración de identificación. Ésta, la A-357 y los puntos kilométricos. En algunos lugares – los llaman puntos negros – ramos de flores. No informan del número de muertos – que son demasiados - que llevan sobre su calzada. A lo mejor esa estadística debería hacer pensar a más de uno y de dos y de tres…

 

 

 

 

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