jueves, 30 de marzo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Toro en la palabra



30 de marzo, jueves. Era esa hora en que el cielo se torna azulado, rosáceo, violeta. Era esa hora en que se silencia el albero y se hace una de esas “tardes de Dios” donde todo cambia porque el paisaje ya es “un estado de alma”. Era uno de esos momentos en los que uno entorna los ojos y se dice para sus adentros, gracias Dios mío por hacer hombres como estos y haberme permitido el gozarlo, era…

Eran tres peones de plata, no, no, de platino; era ese lugar que es algo más que la magia, era un maestro, solo, porque “en Andalucía para cantar una copla y matar un toro, se basta un hombre solo”, ante el toro en la palabra. Era la magia vestida de chaqueta y corbata. ¡Maestro tú con una corbata, pero se entiende, era el Salón de Carteles, era la Real Maestranza! Sancta Sanctorum del toreo. No hay billetes; Puerta del Príncipe; poso de recuerdos…

José Ribagorda (tres noches de vela, confesó “me ha costado escribir el prólogo”) A mí, tres lecturas, para saborearlo más, para sacar más néctar, para empaparme de lo viene después. Paco Somoza, que con la filigrana y la esencia de la acuarela saca el deleite al papel y el tándem empresa Pagés-Algaida que lo hacen posible y lo llevan al libro.

El maestro Barbeito solo – “llévatelo un poquito más allá”- en el ruedo lidia con la muleta de la palabra a ese toro que come yerba cuando despunta el sol entre las encinas, que se echa a sestear cuando en esta tierra nuestra dice que es él quien manda allí, que sabe de lunas y escarchas y ventoleras y aguaceros (esos que ahora casi ni recordamos por más que vivan en nuestros deseos)… Ese toro que llena de palabras de magia nuestro diccionario: alguacilillo, maestro, montera, bravura, clarín, miedo….

El maestro Barbeito, que es quien se ha destapado como se destapaba Curro cuando  lo imponía la magia con esta obra suya, ni vieja ni nueva, ni de ayer ni de hoy, ni de la tarde ni de la mañana. Una obra única, como únicamente es Barbeito cuando está en Gracia de Dios y es Barbeito puro. Sublime.

Uno echa mano de la ensarta de vocablos, pero no, ni puede, ni debe hacerlo. Solamente me quedo con lo que él dice de la verónica de Cepeda. No la da, la crea. Barbeito timbre y voz, fe e impulso, vida en El Toro en la palabra. Hermoso, bellísimo. Disfrútenlo. Yo ya lo he hecho.

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