miércoles, 26 de octubre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ... Y sin papeles

 

                

               Paloma torcaz en vuelo


26 de octubre, miércoles. Dice el periódico que comenzaron a llegar el domingo. Dice que, en la Cornisa Cantábrica, el viento era tan fuerte que les impedía el avance y se volvieron. Dice que desde ayer martes – las condiciones climatológicas adversas habían amainado y les permitía el vuelo por el Pirineo Navarro y que como quien no quiere la cosa pudieron entrar sobre trecientas mil, paloma más o menos, porque hablamos de las torcaces que vienen a pasar el otoño.

La noticia informa que desde hace unos días se habían detectado movimientos de estas aves en Bélgica y en los Países Bajos y que se preparaban, agrupándose en bandadas, para iniciar un camino largo hasta la Península Ibérica, donde van a pasar los meses de frío durante la invernada.

Igual movimiento se ha detectado en Alemania y en Francia. Estas, las que vienen del centro de Europa, cruzan la enorme llanura, salvan el Macizo Central francés y luego, los Pirineos. Tanto en Irún, en la costa, (continúan por Tolosa y Otzaurte)  como más al interior en el Pirineo navarro supone una fiesta para cazadores y para las personas que siguen sus movimientos.

En nuestra tierra la paloma torcaz vive en los bosques, en los jardines de las grandes ciudades – es normal verlas en el Parque del Retiro o en la Casa de Campo de Madrid – en las orillas de los ríos de la Meseta, en las llanuras de Castilla, en Sierra Morena o en las Dehesas de Extremadura.

Se ausenta de los lugares extremadamente fríos y se bajan hacia las tierras más cálidas del sur. Aquí se alimentan de frutos secos: bellotas, higos pasados, castañas, restos de frutas en las ramas, brotes de hierba nacida con la otoñada o cualquier tipo de semilla que encuentra por los campos.

Es huidiza – solo se confía donde no se ve perseguida – tiene más envergadura que la paloma normal, su plumaje es negro azulado con pinceladas blancas en el cuello y en las alas que se divisan al volar o cuando se tienen muy cercanas. Su vuelo es potente, asciende en espiral y luego se deja caer, planeando y aprovechando las corrientes de la térmicas.

Tiene diferencias con la paloma zurita de color más azulado y con la turca, más pequeña y acanelada. Existe la creencia popular de identificar un nido de torcaces en un balcón con la fortuna que llega a la casa.

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