domingo, 23 de octubre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Relativo

 


23 de octubre, domingo. Dicen que la Estadística es la más falsa de las Ciencias Exactas. Tiene la culpa, el pollo. Algunos se ahítan y otros ni lo ven y luego vienen con la milonga que los dos comieron – es un decir – pollo, a una proporción de cincuenta por ciento cada uno, en una extrañísima salsa importada de no se sabe de dónde vino. 

Dicen que hay millonarios – en euros -  que esos son millonarios de verdad y a los que según unos les van a favorecer cuando le bajan los impuestos; según, otros dicen que no, que eso no es así, porque a los millonarios de verdad no se les ve el pelo y la cuenta corriente la tienen en paraísos fiscales.

Claro que para hablar de paraíso uno se remonta a aquello del jardín entre ríos con frutas exóticas de las que ni conocemos ni sus sabores ni sus nombres. Solo trascendió el de una y resulta que era una modestita manzana que fue la que se cargó el invento que se tenían montado.

Hace unos días estuve en una boda. Un amigo se empeñó en ahitarnos a base de comer y a un plato seguía otro y otro y aquello era como cuando se leen las encuestas que dicen que hay más votantes a favor que gente encuestada porque es una manera de convencer a la parroquia. ¿Se come? ¿Nos alimentamos? Es gula envuelta en esos oropeles de nombres muy raros que ahora se han inventado en algunas cartas. La imaginación no tiene límites y total al final siempre se piden unos entrantes, un pescado o una carne…

Donde está la clavada en los restaurantes es en el vino. Ahí la relatividad se echa a un lado. Como sea un restaurante de medio pelo hacia arriba, menos el sacristán de la bodega por allí desfila medio mundo, haciendo unas reverencias, con unas pamplinas de escenificación que alucinas. Cuando llega la cuenta, eso ya no es tan relativo. La ‘humera’ se disipa de momento.

Estamos en una sociedad de apariencias. La estadística aparenta lo que no es, la belleza es tan relativa como para hacer creer a algunos que están hasta bonitos cuando llevan hasta el cielo de la boca pintorreado…

En fin, lo dejó muy claro don Ramón de Campoamor. “En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira”.

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