lunes, 10 de octubre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Balcón al mar

 


         Cantabria.

 

10 de octubre, lunes. Hace unos años, España comenzó – bueno, España, no, algunos dirigentes de los que las ven venir –  a darse cuenta de que el Turismo era la industria sin humos, que aportaba más de lo que a nosotros podía costarnos y que ahí estaba el equilibrio de lo que se llamaba ‘Balanza de pagos’.

No es el momento de hablar de suecas en Torremolinos, de alemanas en Soller, de gente que se hacía a la mar, sobre una tabla en Tarifa, la de los dos mares – la mare que parió al Levante y la mare que parió al Poniente – y África enfrente, con las luces de Tánger, por las noches, al alcance las mano.

Los publicistas escudriñaban en sus neuronas y lanzaban mensajes como los pescadores, anzuelos: “Málaga, Costa del Sol”, “Alicante, donde el sol pasa el invierno”, “Asturias, paraíso Natural” “Jaén, paraíso (¡cómo no!) interior, “Salamanca, arte, saber y toros”. A mí éste, el que más gusta.

Mi amigo Barbeito ha colgado una foto idílica en su página: cielo azul, limpio, infinito; mar profundo, enigmático con todo eso que encierra el misterio del mar por el que se puede ir a cualquier parte del mundo; la tierra, una alfombra verde y un puñado de casas esparcidas como el sembrador que tira a voleo la semilla…, y escribe:

-         “Cantábrica, única. Fue en verano de 2016. Me hubiese quedado a vivir allí para siempre…”

Lo veo y le digo:

-         Solo tiene un inconveniente: está en la otra punta del mapa… ¡Me cachis, no se puede tener todo!

Y como quien no quiere la cosa va y me contesta:

-         “Es el mejor sitio de Sevilla para pasar el verano… Será que me tira la mitad de la sangre, que es gallega y no soporta mucho el sol canalla…”

Convendrán que si los publicistas de Cantabria – de soltera llamada Santander, cuando cantábamos, sobre el mapa de huele, puntero en mano, “Castilla la Vieja: Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila…’- lo cazan… Dios, ¿cómo le ponen al niño? Y, es que, además, es verdad que “España limita al norte, con el mar Cantábrico…”

Mar profundo, cielo azul, prados verdes donde pastan vacas de pelos castaños y miradas indiferentes. Ese lugar que algunos vemos en la otra punta del mapa y el maestro – a quien le copio la fotografía -  como el sitio ideal para huir de la calor que achicharra….

 

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