viernes, 27 de noviembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Carta

 



Querido Joan:

 

Sabía que no me fallarías. Contacté con la tienda de libros viejos. (La que me indicaste). Les dije lo que quería y que tenía mucho interés. Ya me han contestado. Me dicen que lo tienen y que me lo servirán. (Va a cruzar el mapa, de Ribadeo a Álora). ¡Qué ilusión Joan, que ilusión poder hacer feliz, aunque sea por una momento, y por algo tan sencillo a alguien!

Yo sabía bien a quien me encomendaba y la única persona – te mueves mejor que nadie por esos mundos – que podría resolverme el asunto, eras tú. Recuerdo ahora aquellos años de cuando éramos jóvenes en la Biblioteca Municipal de Palma y me marcabas el camino y  me enseñabas todo aquello de la Escuela Cartográfica Mallorquina del XIII y del XIV. ¡Quién lo diría! Nosotros, mejor dicho, tuvimos en nuestras manos, ejemplares sacados de aquellos libros antiguos que pudo tener el mismo Colón, nosotros, te decía, pasando nuestros ojos por las copias de aquellos textos.

¿Cómo está Alaró? (Yo te decía, y a Tomeu también, que Alaró tiene las mismas tildes y letras que Álora pero bailadas, porque Álora está en su sitio, y Tomeu no captaba la ironía, normal) ¿Y, Felanitx? ¿Has vuelto por el Lluc? ¿Y el Torrente de Pareis? ¿Han llegado ya los tordos? Me imagino que la Sierra de Tramontana, sin aire, estará tan verde como cuando nosotros la cruzábamos aquellos fines de semana que teníamos libres y luego íbamos a Inca a recoger algún paquete que me enviaba mi madre con el paisano que andaba por allí.

¿Te acuerdas? Me regaló hace unos años, unos sarmientos de vides que él cultiva en la Axarquía y todos los años me trae por Navidad, unas pasas y una garrafita de vino moscatel que él mismo elabora. Está de dulce (y no es redundancia), Gloria a Dios en las alturas y en la tierra, aunque este año, por mor de los cierres perimetrales no sé qué podrá pasar. Todo está muy confuso y ni Dios sabe qué hora es.

Tengo ganas de escaparme por ahí. Tenemos pendiente alguna visita al Puig de San Salvador o a algún Celler o a Can Dimoni, - que a lo mejor, ya ha salido de misa - o adonde demonios tú quieras, que para eso eres un artista y conoces los rincones mejor que nadie.

Un abrazo, amigo.


 

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