domingo, 15 de noviembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Trapiello y Madrid



Acaba de publicar, octubre 2020, Andrés Trapiello, Madrid (Ed. Destino 554 pags.), magníficamente encuadernado, con pastas duras y letra aceptable para los que andamos limitados, por el uso  y por el paso de los años, de vista, lo que hace que además del contenido, uno se enrede con sumo gusto en la maraña.

Trapiello llegó a Madrid – ‘rompeolas de las Españas, que la llamó don Antonio Machado – de muchacho, desde León, que se le quedaba pequeño. Se ganó la vida al principio, vendiendo libros de puerta en puerta, y seducido por lo que él pensó que era, en aquel momento, el amor de su vida.

Uno no sabe si el autor utiliza Madrid para hablar de él, o es Madrid quien habla a través de Trapiello. Dice que Madrid nunca pide nada y lo da todo, pero que al llegar, en palabras de Baroja, hay que ‘ponerse en cola’.

Es un canto a don Benito Pérez Galdós, a su obra y a su persona. Fortunata y Jacinta, afirma, es la verdadera historia de Madrid y que Galdós fue el mejor cronista, mejor que Larra, Mesonero, o los zarzuelistas que escribieron los libretos que luego se cantaron para dar a conocer como era la vida de aquel pueblo, que ya está casi en el recuerdo.

Hace un repaso por todos los autores (la obra, un compendio de citas donde el autor demuestra, que su conocimiento va más allá, mucho más allá de lo que uno piensa que es la documentación adecuada para escribir una cosa así). Reyes, Cervantes, Lope, Goya, Republica y Guerra, Chaves Nogales, Juan Ramón, los Machado, Cernuda, Lorca, Gaya, Gómez de la Serna, Umbral, Ruano... Imposible seguir. Sería el listín de teléfonos de antes.

Tiene un toque especial y diferenciador para El Prado y para el Rastro. En uno, la Historia del Arte, en el otro, la vida del pueblo. Habla de los ‘rastreros’ en el sentido noble de la palabra. Allí, ‘se miente pero no se engaña’. El regateo, consustancial al mercado. No hacerlo es casi una ofensa a quien ofrece su mercancía, recogida del arroyo y salvada para que la vida siga.

Al terminar la lectura, me he quedado con una gran satisfacción. Algunas cosas, por conocidas, claras, y lo mucho que hay por mirar a través del crisol de lo que uno ve. Salta una pregunta sin respuesta ¿Madrid es una narración sobre Madrid o un ensayo? ¿Serán las dos cosas a vez?


 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario