lunes, 16 de noviembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mi amigo

 

                                   


Suena el teléfono. Es un día soleado y casi a rebufo de un verano que no quiere irse y no deja que entren los vientos fríos que preludian el invierno.

-         ¿Cómo andamos de naranjas?

-         En su punto…

-         Es que yo…

-         Vente..

-         No tengo coche, está en el taller, lo están revisándolo porque tengo que llevarlo a la ITV..

-         Te recojo. Te pones la mascarilla, abrimos las ventanas para que circule el aire y te sientas detrás. Oye, y tráete bolsas. No quiero ser el sastre de Campillos…

-         ¿Qué sastre?

-         El que cosía de balde, y además, ponía el hilo…

Lo recojo. Está sentado en la puerta de su casa. Mi amigo es bajito de estatura y grande en sueños. Le dejó marchando, antes de jubilarse, un emporio de impresión a su hijo, que el hijo, ha sabido desarrollar y potenciar y llegar… Bueno, me dice: “si no se atraviesa esta puñetera situación, este año habría conseguido unos logros muy buenos”, y con su trabajo, le atajo y le corto, “eso, eso, con su trabajo, por supuesto. No sabes las horas que le echa”.

Mi amigo, aficionado, conoce el mundo de los toros. ¿Sabes, me pregunta, a cómo están pagando la carne de toro de lidia en canal? No me deja responder.  A euro, me dice.  Y agrega: una ruina. Trecientos o cuatrocientos euros por un animal que ha costado entre cuatro y cinco mil, ponerlo con seiscientos kilos, para que te paguen una miseria que se queda entre trescientos y cuatrocientos euros…

Dice que es partidario de festejos con cuatro toros. Abarataría los costes, congregaría a menos gente, y ganaría en tiempo de concentración del público. Le digo que me parece buena la idea, pero del dicho al hecho…

-         El que ha echado la pierna ‘pa lante’ me dice, ha sido Ponce. Ponce tendrá sus cosas, pero aquí, lo ha clavado. Ha dicho que él no cobra. Los honorarios para las cuadrillas y la gente que se mueve detrás de los destellos de las luces. Esos hombres, habla de corrido ¿cómo van a salir con setecientos euros al mes?

Cogemos una bolsa. No quiere más. La mañana está luminosa. Cantan los pájaros. Se columbran las nubes por un cielo azul un poco desvaído… Llévate más, le digo. Si yo no quiero naranjas, era una excusa para echar el rato contigo…


 

 


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