martes, 12 de febrero de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Paisaje









Ha amanecido un día nublado y gris. Nubes bajas, amenazan lluvia. Parece que se alcanzan con su salto sobre uno mismo pero no, no es posible. Están bastante más altas. O sea, están en su sitio. Son nubes de Levante. Son nubes de las que a mediodía ahuecan el ala y se van, como la Lola, buscando otros cielos. Con la faltita que hace un chorreo de agua…

La radio del coche parece que tiene afán repetitivo. Todas las emisora hablan del comienzo del juicio al ‘proces’. Leñe con el ‘proces’. Por cierto ¿ustedes por un casual se han enterado de algo de eso que dicen que quieren irse de España y que lo que quieren es la independencia? Es que yo he escuchado algo.

Llego a Churriana. Tengo citas con el comprador de los cítricos de cada año. Desde que quebró la Cooperativa es la persona con quien trato. Ha vuelto de la feria de alimentación de Berlín. Me dice que viene desolado. La gestión de nuestros representantes deja que desear. Me cuenta de la excelente publicidad de países como Turquía, Egipto, Marruecos. Otros tan lejanos como Sudáfrica y no digamos los del Cono Sur…

Los nuestros, me cuenta, tenían uno expositores muy bien montados, ‘bonitos’, pero nada más, ‘faltos’. Una feria es otra cosa. Una feria tiene que llevar consigo un gancho para que el cliente opte por sentarse en tu puesto a negociar y no se vaya al del vecino…

Los informes que corren entre los agricultores son de un pesimismo subido. Naranjas a diez céntimos de euro en el campo; doce, si el agricultor las coge; a 18, limones reales; pomelos sin salida; la variead ‘primofiori’ se muere de carcajadas en los árboles…

En los centros comerciales los precios para el consumidor son otros ‘lopeces’ ¿Dónde está la solución? No es fácil. Los que venimos escaldados del cooperativismo sabemos que no se puede pasar de productor a negociante internacional sin haber tenido ni un puesto de pipas en la esquina de la calle…

El paisaje no es halagüeño. Un pesimista diría, desolador.  Muchas economías cuelgan de un hilo; cientos de jornales no van a llegar al bolsillo del hombre que tiene que salir cada mañana en la búsqueda del sustento diario.  Cuando se trata de algo que puede aguantar es cuestión de adecuar el cuerpo. Si hablamos de productos perecederos…



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