viernes, 8 de febrero de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Paco Rengel






Hace un puñado de años cuando llamó la luz del alba él ya no estaba. “Pronto madrugó la madrugada”. A Paco – Paco Rengel – lo habían convocado para jugar el partido donde las canastas se cuentan por estrellas y las técnicas se anotan en las hojillas que se lleva el viento.

Paco  era un niño grande. Tenía – y mira que era un tío grande – más grande el alma que el cuerpo. Yo lo conocí, como suele ocurrir con la gente que el destino nos pone en el camino, de manera casual. Todo fue a través de la Semana de Cultura Andaluza en el Colegio  Los Llanos. “Este año, me dijo Paco Parras, que hacía que todos hiciésemos lo que había que hacer en cada momento, hay que traer algún jugador de Baloncesto”…

Manos a la obra. Contacto con Manolo Castillo  - el padre del actual Director de Sur –, entonces Redactor Jefe de Deportes. Se lo digo. “No te preocupes. Hecho. Vente por el periódico y hablamos con Paco Rengel”. Esa fue la vereda por el que este hombre llegó a mi vida.

Todo fue tan sencillo como el encontrarse con una persona generosa, entregada, servicial hasta dejarse las pestañas…. De su mano vinieron Curro Ávalos y Orenga, y otros muchos más. De su mano compartí coche con Pablo Lasso una noche que veníamos de Sevilla a esas horas en que en los pueblos suelen quitar las calles, de su  mano conocí a mucha gente  - Fernando Peralta- …
Pero de su mano conocí algo más importante, mucho más. No se es ‘más’ porque se ocupen puestos de mucha responsabilidad en un medido de comunicación, ni se sea el especialista de Baloncesto del Grupo Correo, o que todo el mundo diga que es quien más conoce del tema a nivel nacional,  o se emprendan nuevas etapas llenas de ilusión y se funde – ymalaga.com – el primer periódico digital de Málaga. No, no. De su mano supe que fue uno de los hombres más dignos, más honestos y más enteros que he tenido el honor de conocer.

Se nos fue ha hecho hoy un ramillete de años. Cuando un amigo se va lo hace físicamente; en el cariño y en el recuerdo sigue tan presente como si no pasase el tiempo. Flores de almendro blancas como tu alma. Las ha captado Marilina, ella, y yo te la regalamos.  Un abrazo, entrañable Paco…




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