viernes, 25 de agosto de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Llegan...

Vienen de ese sitio donde un poco más allá, solo un poco  más allá, ya es Portugal. Vienen de esa sierra que dice la topografía que es la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, pues sí, pero no. Vienen de ese lugar donde el Múrtiga o la Ribera que es lo mismo hace un regate en los campos de Flores y saluda a la Virgen en la ermita…

Bueno, antes, mucho antes vinieron otros. Eran tiempos de guerras y desencuentros, como ahora, pero de otra manera. Los Reyes Católicos, esos que unos dicen que eran buenos; otros, que malos; y, otros, que ni lo uno, ni lo otro, habían emprendido el final del guerra contra el reino Nazarí de Granada.

Málaga, la que está junto a la mar azul de Ulises se las prometía muy felices. El castillo de Álora era el bastión que defendía el camino que bajaba por el río abierto en meandros en medio de la llanura y… entonces, vinieron con el ejército de conquista gentes de Cumbres, de Freixenal, y de Encinasola y de todos aquellos lugares.

Luego, cuando llegó la época de reparto, le dieron tierras y se asentaron y aportaron costumbres y manera de vida y apellidos que serían comunes: Galván, Jiménez, Moreno, Delgado, Vázquez,  Rodríguez, López, García, Domínguez, Gómez, Sánchez, Márquez, Ruiz, Muñoz, Ramírez… ¿seguimos?

Trajeron, también, lo mejor que tenían. Trajeron a su madre, venerada bajo el nombre de Virgen de Flores y la dejaron aquí y, aquí está desde hace más de quinientos años. Y en Álora y en Encinasola –porque estos vinieron desde Encinasola – se le reza y se le pide a la misma Madre.

Con el paso del tiempo las relaciones una vez fueron más vivas; otras, más apagadas. Hace un par  de años Antonio García Barbeito escribió una Salve; el maestro Abel Moreno le puso música. Se estrenó allí. Ahora, su Coral viene aquí y la quieren presentar cuando la Virgen llegue,  en su retorno como cada año, a finales de agosto,  por unos días al pueblo.


Llegan dentro de un rato. Vienen con la ilusión de quien acude a casa, a su casa “que en Encinasola / con nombre de Flores / eres Flor de Amores / de mi corazón. / Y en un santuario, /Salve de un rosario,/ Álora te guarda / en nido de amor…”

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3 comentarios:

  1. Todos los reencuentros de perotes y marochos son motivo de orgullo para todos ellos y para ambos pueblos. A disfrutarlo.

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  2. Muchas gracias, Tomás. Los sentimientos son recíprocos.

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  3. Hace ilusión sentir los perotes cuando eres de allí

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