sábado, 30 de julio de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Concha Espina

Murió ciega, una tarde de mayo, en su casa de la calle Alfonso XII de Madrid cuando su vecino de enfrente, El Retiro, se vestía de primavera. Nació en Mazcuerras, a orillas del río Pulero, afluente del Saja, o sea en la tierra de Foramontanos cántabros. Entre nacimiento y muerte habían pasado 86 años…

Casada con Víctor de la Serna se trasladan a vivir a Valparaíso (Chile). Un tiempo allí y a finales del XIX, en 1898, regresan a España. Ya habían nacido sus hijos Ramón y Víctor. En España nacen José -  murió muy pronto -, Josefina y Luis.

Su única hija, Josefina estuvo casada con el guitarrista Regino Sainz de la Maza. Del matrimonio nació la actriz Carmen de la Maza. El arte literario o musical en su familia, una constante. Amiga personal de Blanca de los Ríos que vivió solo un año más que ella…

Mazcuerras, su pueblo natal, años después tomó el nombre de Luzmela, en recuerdo a su obra La niña de Luzmela. Allí pasa los años de la guerra. Luego, se traslada a Madrid. ABC de Sevilla le abre sus páginas y comienza a colaborar con el periódico que por aquel entonces era de los Luca de Tena.

La vida social de España la retrató magistralmente en su obra La Esfinge Maragata. Puso al descubierto la realidad social de la comarca leonesa de la Maragatería. Pobreza, intereses, miseria material y humana, bodas de conveniencia, vida dura y tremenda. La obra fue  muy elogiada. La propia Academia la premia.

Paradojas del destino, la misma Academia que le reconoce su talento le niega la entrada.  Era muy duro romper la tradición de ver un sillón ocupado por la primera mujer que accede al lugar de privilegio de las letras españolas.

En 1938 le detectan una enfermedad en la vista; dos años después, en 1940 está completamente ciega. En una entrevista concedida a César González-Ruano le cuenta que se levantaba todos los días a los ocho de la mañana, pasaba a su aseo personal; le llevaba varias horas como consecuencia de su problema visual. Le confiesa: “no quiero que nadie entre en mi intimidad”.


Madrid ha concedido que una estación de Metro y una Avenida lleven su nombre. Están en las cercanías del estadio Santiago Bernabeu…

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