jueves, 3 de marzo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Abecedario con la T

El maestro ambulante iba de casa en casa por el terruño. Tomasito era tozudo;  duro como los guisantes del Valle en el tema de las letras; Tomasito tomaba la lección en la mesa de la habitación principal de casa. El abuelo sujetaba el bastón. Se mecía, y contemplaba.
El maestro:
-          La ¿’l’ con la ‘a’?
-          La
-          La ¿’s’ con la ‘a’?
-          Zá  (Porque para Tomasito, la ‘s’ y la ‘z’ eran una misma cosa)
-          La ¿’t’ con la ‘a’?
-          Ta
-          La ¿’n’ con ‘a’?
-          Na.
“Algo dirá, terciaba imperturbable, el abuelo; algo, dirá Tomasito”.

T, de Tomasito; de terremoto descomunal en Sumatra que también tiene una T; de tsunami que  destruye, devasta y  extermina, y es lo viene detrás, y extiende la tragedia.

T,  de puntilla con la que el árbitro, sin sitio, utilizó para desgastar y atornillar al Málaga sin planteamiento en el partido contra el Valencia; de tanganas, tarjetas y malaguistas que no nos comemos la tarta de Europa; seguro, este año, tampoco.

T, de tomatera en el Congreso con  la cal viva de otro tiempo, y esas cosas trasnochadas que, al parecer, se hacían en este País de piel de toro, aunque ahora los toros no están bien vistos. T, de tongo en la política que nos atonta, y nos tiene hasta hartos.

T, de pacto y de pasto; de pisto manchego; de tortilla de patata; de tomates fritos y de tomillo para la tos; T, de tapas, de tortitas de almendras; de tiramisú; de taquitos de jamón de Trevelez; de tallarines y toronjas caramelizadas; de torrijas de mi amiga Manuela…

La Pantoja ya no está en el talego. Rajoy domina la revuelta; ya no ha levantamiento; Pedro, tarumba; Pablo, frenético; Albert, de criatura tierna. Urdangarín carga contra el padrazo político y demuestra que, además de cortito, no es ni retraído ni tímido.

T, de disparate, torpeza, estupidez; T, de pisotón a Kameni; T, de desprotegido e  impotente cuando recibimos una carta de Hacienda certificada y con acuse de notificación.


Ya ven, uno, en esta noche de rebote, irritación y disgusto se acuerda del maestro Tico Medina y sale lo que ha salido…

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