lunes, 28 de marzo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cernuda

Me embullo en la poesía de Cernuda: Donde habite el olvido. Estoy con Luis. Voy contra la realidad, y al mismo tiempo siento la necesidad de su atracción. Fuerzas contrapuestas. Me empujan o me atraen y yo, inexorablemente, en medio. Quiero permanecer en un espacio etéreo donde penas y dichas no sean más que nombres. Y no lo consigo.

A veces me faltan pilares a los que asirme, veo que, a pesar de la gente conocida, de la apariencia de haber conseguido muchas cosas, son sólo eso, cosas y, en el fondo estoy solo. Siento la sensación de ser un hombre isla entre otras islas que al igual que yo se debaten entre un oleaje que azota desde todas partes.

Desde el cielo gris de Bruselas vienen noticias. Muchas noticias. Se pisan unas a otras. Todo es desorientación. Acusaciones. Pretenden averiguar quién lo hizo peor para descargar la carga propia. ¡Como si eso tuviese algún arreglo!

Aquí más cerca siento el dolor que atenaza a mis amigos. Algunos, lo están pasando mal. Muy mal. Hace unos días - a raíz de los de Bruselas - hablábamos. Llegábamos a un lugar sin retorno: el hombre lleva cientos de años sobre esta tierra y no ha logrado dominar el hambre, la guerra y morir sin dolor.

La realidad es tozuda. La que nos envuelve, más. Siento un no sé qué cuando se repite una letanía con los mismos cantos. Es esa salmodia monocorde que nos quiere salvar de no se sabe que tragedia y darnos la tierra prometida. “!Ay, silloncito de mis entretelas!”

Se ha venido la luz a pedir de mano. Es la luz de la primavera que estrena ropa nueva. Están espigados los trigos; hay un leve aleteo de mariposas blancas en las flores de los membrillos del borde de la alberca. Cada mañana una sinfonía de  mirlos y pajarillos saludan al amanecer.


Pueden decirme que escondo la cabeza bajo el ala. No están descaminados. Si no les importa me quedo con el campo y con Zipi y Zape; con Anacleto; y con Carpanta… Nos hacían reír de verdad. ¿Estos? Estos nos hacen esbozar una mueca de… pena.

1 comentario:

  1. Amigo Pepe, no con meter la cabeza bajo el ala nos hace evadirnos,yo diría que todo lo contrario, no nos distrae nada y el pensamiento, la desazón y ese estado que deseamos olvidar se afianza quizás con más fuerza.Espero que quizás el tiempo haga una sociedad más unida en lo bueno.

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