martes, 9 de diciembre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cavite

                                               

Alguien acuñó: “el mundo es un pañuelo”. Verán, un amigo de Chichón, - el del aguardiente para días como el de hoy, ese - enlaza con otro amigo que vive en Avilés, y entre ambos dos, me envían un lote de libros. Uno, como ‘gestor’; el otro, como autor de las obras.

Juan Francisco Martín Sanz se vino, de joven, desde las tierras de Burgos a Madrid; Agustín García Delestal, desde Sotillo de la Adrada, se fue por esos mundos: Asturias, Valencia, Argelia…

Agustín,  “sumergido en la historia” acaba de presentar, “Nueve Pasos al presente” (Editorial EdítaloContigo, 2014), colección de relatos. La fantasía del autor va de la mano de la historia o, al revés. Uno a veces ya no sabe dónde están las lindes.

Sugerentes las  descripciones de la Paramera camino del alto Alberche: “espacios más abiertos, poblados de retamas, tomillos y escobones”…En el fondo de todo, la ‘aparición’ de la Virgen de la Yedra.

 Dramático, ese puente sobre el Ambroz, en Aldeanueva del Camino (¿cuántas  veces habré pasado por ese puente?); duro, la expulsión de los moriscos de Levante. Lleno de enigma el devenir de los Templarios….Sindo, Queta, Zulima.

En Béjar sitúa Agustín uno de los relatos de su libro: “Un sueño trágico”. No le reviento al lector la lectura. No. Atrapan, eso sí, los personajes ficticios - ¿o no?  de don Manuel casado con la rica del pueblo; Dulce, “sus ojos grandes, rasgados, de color…”; o Pedro, médico y marino en los mares lejanos.

Después; Filipinas, aniquilación total en Cavite: “(…) la Escuadra de Filipinas ha sido destruida por la americana (…) A las ocho, incendiado completamente “Cristina”, e igualmente “Castilla”. Lo firmaba el Almirante Patricio Montojo.

 En el “Castilla” habían dado por muerto a Pedro Espinel…Es el comienzo del relato. Un descendiente de aquel Almirante Montojo que firmó el parte final,  fue mi teniente en la 4º Compañía, del 1er Batallón del CIR º14, Palma de Mallorca…


Por él conocí, de primera mano, ‘otra’ versión del desastre de Cavite; Agustín le ha puesto la literatura. A mí, solo se me ocurre dar por bueno que, efectivamente, “el mundo es un pañuelo”. 

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