martes, 25 de julio de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Dónde está la solución?

 

 

                   


25 de julio, martes. De estatura media; delgado. En su juventud, un buen portero; en la madurez, un portento de hombre. Profundamente espiritual. De palabra exacta, medida, ponderada; viene en el momento en que tiene que venir. Tiene algo de Bernanos y de Martín Descalzo…Lorenzo Orella es un hombre bueno.

Hace unos días me llamó: te envió un resumen de las aportaciones del cardenal Comastri en el Jubileo del año 2000. No tenía – tampoco es ninguna novedad – ni la más remota idea de la existencia de este prelado. La nota, sin desperdicio.

Habla del vacío en parte de la sociedad. Analiza los motivos de esa desazón, del descontento en que nos encontramos cuando teniéndolo todo estamos vacíos. ¿Qué nos pasa?

Cuenta que, en el barco, en manos del cocinero por la megafonía no nos anuncian la ruta, sino qué vamos a comer al día siguiente. (Kierkegaard) Y sigue con una cita de Flauvert: “Me siento viejo, gastado (… ) Los demás me aburren como yo mismo”. Y concluye “Me parece que estoy atravesando una soledad sin fin, para ir a no sé dónde”.

En el siglo XX el desconcierto, enorme; En el XXI, el camino tampoco se encuentra. Hay quien quiere poner fin a su situación y opta por el suicido. (El crecimiento da pavor). No hay motivos aparentes para que estemos sumidos en una situación de tanta desesperanza.

El cardenal apunta a una posible causa. Le hemos vuelto la espalada a la Religión. Dios hoy no tiene sitio - eso no lo dice el cardenal, pero me lo parece - en nuestro mundo. Buscamos nuestro gozo en la materialidad. En tiempos de Freud se pensó que el sexo podría llenar nuestras apetencias. En los actuales, nuestro vacío ha descubierto que tampoco ese es el camino que lo solucione.

No sé. Hace calor. Quizá, cada tiempo (me refiero a las estaciones, esas cuatro de invierno, primavera…) son propicias para según qué cosas. A lo mejor el verano no es el momento para estrujar el pensamiento y el cuerpo no pide reflexión. No sé.

Hay, además, demasiada convulsión. Puede que el cardenal Comastri ha indicado el camino; no nos hemos dado cuenta. Me pregunto ¿y si ponemos a Dios en nuestras vidas?. El cura de Ars decía que entre el puente y el río había mucho trecho… Y nosotros buscando alúas. ¿Mira que si está más cerca de lo que pensamos…?

 

 

 

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