martes, 11 de julio de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A legua y media de Plasencia...


                          


11 de julio, martes. El viajero llega a Plasencia. Plasencia está en la Ruta de la Plata, tierras arriba de Cáceres, antes del Puerto de Béjar. A la izquierda, Coria, en las vegas del Alagón antes que lo remanse el pantano de Gabriel y Galán ( “He dormido esta noche en el monte / con el niño que cuida mis vacas…” ¿se acuerdan?); a la derecha, la Vera…

El viajero pernocta en el Plasencia. Pasa una noche de calor que no mitigan los ventiladores. Temprano echa carretera fuera. Primero, Pasarón de la Vera. Recuerda aquello de “pasaron de la vera” que leyó el incauto, y que se dijo para sus adentros: “tanto, tanto de la Vera y esto no es para tanto”. Claro, solo había dejado atrás el primero de los pueblos.

En Torremenga recuerda a don Justo al que solía llevarle un par de botellas de La Guita, que don Justo agradecía regalándole un libro. A don Justo un medio día lo paró la Guardia Civil. El guardia joven, le dijo de la necesidad de hacer la prueba de alcoholemia… Don Justo se resiste amablemente, le dice quién es, y el guardia que no acepta…

-         Anda, llama a tu capitán y dile que tienes aquí parado a don Justo que ya ha celebrado siete misas esta mañana…

El hombre se acerca al coche. Llama…

-         Mi capitán, tengo aquí a un señor que dice que se llama don Justo, que me pide que le llame y que le diga que ha celebrado siete misas hoy…

-         Déjalo de ir, le contesta el superior, y dile que no celebre más misas hoy…

El viajero pasa por Jaráiz y llega Cuacos, pueblo donde, por las noches canta el agua en la fuente de la piedra, y con calles – don Miguel de Unamuno decía que ‘chacareaban las sombras? - por donde correteó Jeromín en su infancia porque el Emperador quería tenerlo cerca… Sube al monasterio de Yuste; luego, sigue para Garganta la Olla.

Cena con sus amigos Mari Carmen y Jesús donde la Serrana. Cenan como solo se puede cenar en un lugar como aquel, y dan cuenta del vino de pitarra y de los torreznos (¡Dios mío de noche y a esas horas!) y truchas frescas y unos tomates que un rato antes estaban en la huerta…

Y se acuerdan de aquello “En Garganta de la Olla / legua y media de Plasencia, /habitaba una serrana / alta rubia y sandunguera…”

 

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