miércoles, 23 de marzo de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Capricho

 

 

                            


                      Parque de El Capricho. Alameda de Osuna (Madrid)

 

23 de marzo, miércoles. El Madoz, que es como el Vademecum al que se recurre cuando se hurga en algo muy especial, dice: “es una de las posesiones más hermosas y magníficas que hay en España, y la única quizá que puede competir con los Reales Sitios”.

María Josefa de la Soledad, no deja de ser un nombre de mujer. Era de cara fina y alargada, nariz pronunciada, boca armoniosa, ojos grandes y cejas arqueadas; en la barbilla, un hoyuelo… Si se le agregan los apellidos Alfonso-Pimentel y Tellez-Girón, nos lleva a la duquesa de Osuna que pintó Goya. Eso ya rompe moldes.

Mujer – de vida muy longeva, vivió 82 años – nacida en 1752, estuvo casada con el duque de Osuna, uno de los más grandes linajes de España, compro al duque de Priego “un huerto y una casa”, cerca de Barajas. Allí comenzó la construcción de un jardín bellísimo.  Es el único jardín del Romanticismo que hay en Madrid.

Lo dividió en tres estilos: inglés, con espacios abiertos y arboleda; francés, con proliferación floral, arriates y compartimentos; el giardino italiano, con primorosidad de fuentes, estanques y estatuas que rodean glorietas y caminos. Tiene un punto más de originalidad, su apartado chinesco con una casa de bambú. En él trabajaron los más importantes jardineros de Europa. Se construyó en diferentes épocas.

A la muerte de la duquesa pasó por manos de la ocupación francesas durante la Guerra de la Independencia, alta sociedad madrileña y adinerados. Sus dependencias, lugares de fiestas. Los derroches llevaron a los herederos a la bancarrota y las obras de arte pasaron a manos de coleccionista y banqueros. Durante la Guerra Civil, el general Miaja estableció en su suelo un búnker usado por el Estado Mayor del Ejército, que dirigió la defensa de la zona Centro. Hoy es propiedad del Ayuntamiento de Madrid.

Entre sus señas de identidad están el Abejero (1793-1796), cúpula con una rotonda con la estatua de Venus y un pabellón con panales, protegidos por cristales y donde los invitados contemplaban el trabajo de las abejas; un Casino de baile, neoclásico con dos plantas; la casa de la Vieja que recrea una aldea de Madrid; la Ermita y el Fortín, una estructura de ladrillo que daba acceso a la casa del Artillero.

El Parque del Capricho es un conglomerado de belleza en la ornamentación, variedad, riqueza floral y buen gusto… o sea “un capricho”.

 

 

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