13 de
marzo, domingo. Paco – Paco Galván – es un hombre serio, de
conversación agradable y llena de contenido. Tiene ese don que solo poseen los
privilegiados de conseguir que uno no sienta la necesidad de la bulla. Su negocio
anuncia en el testero de la fachada: “Marquetería, Bellas Artes, Decoración…”
Tiene el trabajo que le dan los
clientes que entran a su tienda. Unas veces para comprar - ¿para qué si no se
va a entrar a una tienda? –, Otras, buscan el servicio de enmarcar un cuadro,
adquirir una moldura, recuperar aquella litografía vieja y antigua que, aunque
parezca igual, no es lo mismo…
Paco regenta la tienda con la
amabilidad directamente proporcional a su estatura. Siempre tiene mucho
trabajo. Él, quiere tener más pero nunca carga a quien quiera entrar, por su
puerta (qué cosas, ¿iba a entrar por la ventana?) con una mala cara, con un
signo de cansancio, de hastío… Aunque su mujer, que es un encanto, dice que la
tienda con él está más fea… Yo solo digo que quien quiera puede comprobarlo.
Paco regenta una primorosidad. Buen
gusto, estética de otro tiempo y de los que corren ahora. Es de esos lugares en
los que se puede encontrar lo que se busca y pasar un momento, además, de
deleite ante tanta belleza como esta pareja (¿se acuerdan de aquello que decía
que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer?) ofrece al posible
cliente.
La tienda, en la pared del
fondo, desde la parte alta – casi toca el techo - tiene una celosía. No es un tope, no. Detrás
está el lugar, ese espacio pequeño porque los artistas no necesitan más, donde
Paco trabaja las molduras. Yo no sé dónde este hombre tuvo su Escuela de
Formación Profesional. Habría que averiguarlo…
Un pasillo de arte y belleza
entre los dos testeros. Una gozada. Estética y color juntos: cerámica granadina
heredera de la antigua Fajalauza, algo único de reminiscencia árabe; de La
Rambla, artesanos y alfareros que llenaron el campo andaluz de botijos, platos
y cántaros. “De segar de los secanos /ya
vienen los segadores / de beber agua de cántaro....”; extremeña, de la Tierra
de Barros, donde la cocción de la arcilla y óxido de hierro, terminan en algo
diferenciador y con personalidad; cerámica de Níjar, moteada de marrones,
azules, amarillos…
Entren, pasen y vean… y si nos
encontramos, me lo cuentan.
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