martes, 17 de agosto de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Encinasola y Álora, puntos compartidos

 

    


 

“En el nombre sea de Dios y de la Virgen María…” Finales del siglo XV, las tropas de los Reyes Católicos incorporan Álora a la Corona de Castilla. En el Libro del Repartimiento se recogen  asignación de tierras y propiedades a los nuevos vecinos, viene gente de Freixenal, de Las Cumbres…

Curiosamente no hay ninguno que, junto a su nombre, aclare su procedencia, en este caso, Encinasola. Sí apellidos comunes, a pesar de la distancia.

Dejaron una tarjeta de identificación indiscutible, la devoción a la Virgen de Flores, patrona de allí, entronizada aquí, primero en una ermita en el partido de Flores, como en la tierra de origen, luego convertida en santuario.

Dos advocaciones marianas:  Flores y Cabeza, en Álora; Flores y Roca-Amador (en Encinasola lo escriben todo junto), celebran sus fiestas grandes en septiembre y primavera,  el día 8,  Natividad de la Virgen, y en torno al último domingo de abril o a la Semana Santa (ambos móviles).

Une también el folclore. La danza del Pandero (solo intervienen mujeres acompañadas por un pandero cuadrado sin otros sonidos que el golpeo de la mano. Es una danza fúnebre) y el fandango, allí. El fandango, otra modalidad por supuesto (cantado, obviamente, y bailado por un grupo) y el Zángano (dos mujeres y un hombre, bailan), aquí. Incorpora instrumentos de la rondalla y utiliza en la composición de su letra la quintilla octosílaba, repitiendo el primero de los versos.

Las fiestas grandes en la eclosión del folclore eran – en ambos pueblos – en torno a la Navidad y al Carnaval. Fiesta religiosa y fiesta lúdica, y a veces, incluso reivindicativa donde la permisividad estaba generalizada.

La gastronomía tiene puntos, con ciertos matices, entrelazados.  En la repostería, perrunillas, y empanadillas, con distintas variaciones en su composición (cabello de ángel y batata), además de prestines, pestiños, mantecados o roscos. En ambos pueblos se ha bebido aguardiente, anisado o seco, éste más en los hombres, y el vino (‘¿conoces a alguien que le guste el vino y sea mala gente?’ Lo decía mi amigo Fernando Espíldora. Pues eso). Migas y sopas, gurumelos y espárragos, naturalmente según la oferta de la tierra.

Cosas compartidas y un amor a la misma Madre. Pasa el tiempo, pasamos nosotros, otras cosas quedan. “… Para patrona bendita / la de mi pueblo, señores / es morena y chiquitita, se llama Virgen Flores…”

 

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