sábado, 14 de agosto de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fuego en Alconada

 

                           Monasterio de Alconada. Ampudia (Palencia)

 

La Tierra de Campos tiene un horizonte lejano, sugerente, inmenso. ¿Dónde acaba esta llanura? La Tierra de Campos es de los paisajes donde el alma vuela con la misma libertad que las palomas de sus palomares…

Debe el nombre a los primeros repobladores llegados de Francia, cuando los francos se adueñaron de ella y expulsaron a las visigodos que, tierras abajo, buscaron otros lugares para asentarse. Ocupa parte de las provincias de León, Zamora, Palencia… La Tierra de Campos es esencia de lo que antes se llamaban Reinos de León y Castilla…

Tierra cerealista por donde corre el Duero que viene de Soria, desde los Picos de Urbión, y luego, a Oporto. Espera el Atlántico, muy lejos, América. Al Duero lo alimenta el Pisuerga – el que pasa por Valladolid, sí, ese, ese que da sentido al refrán -  y el Esla y el Valderaduey, y… Y por el otro lado, o sea por la izquierda, el Arlanza y el Adaja y el Tormes, que viene desde Gredos y pasa por Salamanca (“arte, saber y toros”) y patria del Lazarillo…

Entre Dueñas y Palencia está Ampudia, y un poco más allá,  un par de kilómetros, Alconada (antes se escribía Arconada), monasterio mariano con una Virgen sedente del siglo XIII y que según la tradición había devuelto la vista a un pobre hombre, que en el año 1133  había quedo ciego.

El monasterio ha pasado por un rosario de penalidades. Desde esplendor, Alfonso  X, le dedicó una de sus Cantigas a Santa María,  a casi abandono, en el siglo XX. En 1956, una comunidad de 30 monjas del monasterio de Sancti Spiritus de Olmedo, Cistercienses de la Estricta Observancia, se trasladaron al Santuario. Posteriormente, en 1978 esta comunidad se trasladó al Santuario de Nuestra Señora de Vico, al pie del Isasa, junto al Cidacos, en Arnedo, La Rioja.

Ahora, tres religiosas son las ocupantes de Alconada. Hace unos días, un incendio casual en su techumbre, ha estado a punto de calcinarlo. La fortuna y la rápida intervención lo han impedido. Tengo que volver a Ampudia y saludar a mi amiga Ascen que es la responsable de su Museo Sacro  - una joya, otra más, de las muchas que atesora esa España vaciada de gente y eso es verdad, pero con tanto dentro…¡Ay. Dios mío, cuánto! – y que es quien me ha enviado las fotos de este artículo.





 

 

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