martes, 10 de agosto de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El lobo que viene

 


No es un lobo sumiso como los que mostraba Rodríguez de la Fuente, ni un lobo amable como ‘Calcetines’ que acompañaba en las praderas de Dakota, al Tenienete Dunbar  (Kevin Conster) en Bailando con lobos. No. Este lobo tiene colmillos.

Dicen los expertos (tóquense la ropa) que el cambio climático empuja con fuerza. El Planeta Tierra, ese lugar como una bola azul, que vieron desde el espacio los astronautas, tiene las dentelladas en su piel.

¿De qué color lo van a ver dentro de unos años desde las alturas? Dicen que vamos camino del desierto y en este caso puede ser gris, muy gris.

Los incendios arrasan hectáreas de bosques con una voracidad inusitada. Todo aparece desolado y negruzco cada vez que los bomberos logran detener las llamas. Ahí pueden aparecer dos colores, los dos feos, negro y marrón.

Según los informes, en la vanguardia de choque está el Mediterráneo. Menos lluvias, y las que vengan serán torrenciales, y entonces – con la enorme desforestación – los arrastres de tierra fértil serán tremendos y las inundaciones temibles. Arrasarán zonas hasta ahora salvadas de esas amenazas.

Hay algo más, el calor. Alguien en mi pueblo dijo, que cuando las temperaturas en verano se suben más de la cuenta hace calor, pero cuando superan los cuarenta grados centígrados, que es como nosotros medimos, entonces el calor, cambia de género y decimos que ya está aquí ‘la calor’.

Dicen los que saben, que para dentro de unos días una ola de vientos que vienen desde el Sahara, traerá temperaturas muy altas. Anuncian que se superarán las cuarenta y cinco grados. Eso, en imágenes en los telediarios, se traduce en calles desoladas y gente refrescándose en las fuentes.

No es una ola pasajera de un puñado de días. Lo está haciendo de manera descarada: casi no llueve cuando debe, inviernos gélidos con nevadas intensas como nunca antes se había conocido. En otros lugares, la sequía se ha alargado tanto, que el planeta está arrasado.

Es probable que los que tiene que tomar decisiones están discutiendo entre sí, que si serán galgos o podencos. Nosotros asistimos impotentes a algo que nos va a sobrepasar y va a dejar el planeta para que le busquen un nuevo color. Los que hay ahora, puede que no le vaya a cuadrar ninguno. Estamos a tiempo, pero me parece que queremos seguir bailando con el lobo.

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