martes, 24 de agosto de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Vuelve Almanzor?

 

                         


                Calatañazor (Soria)

 

 Las imágenes llegadas desde Afganistán, son de las que hielan el alma. Tanta barbarie injustificable no tiene cabida si no es la mente de un loco y que, además, esté llevado por el fanatismo. Es inconcebible tanta maldad, tanto horror, tanta tiranía…

En la escuela de los años cincuenta – “españolito que vienes / al mundo te guarde Dios / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”  aunque a nosotros nos ocultaban a don Antonio Machado y a sus versos – la Enciclopedia Álvarez nos decía que Almanzor murió en Calatañazor en el 1002 ¿Sería por lo de la rima? Después hemos sabido que donde murió fue en Medinaceli…

Almanzor vivió a caballo en el fin del primer milenio. Dicen que nació en Torrox ( hay quien también lo pone en Algeciras), prototipo, según nos enseñaron, de quien siembra el terror con demasiada crueldad a veces, en los reinos cristianos en el norte de la Península Ibérica, desde el Cabo de Rosas a Finisterre.

Coincidió este hombre con el reinado de uno de los califas grandes de verdad. Eso, no nos lo dijeron entonces, Alhakén II, hijo de Abderramán III y padre de Hixem II. A lo que iba. Alhaken fue un hombre culto, muy formado y amante de la paz, que negoció con los reinos cristianos reiteradamente.

Córdoba, la capital de Califato, tenía casi medio millón de habitantes cuando la capital occidental más importante no llegaba a los cien mil, setenta bibliotecas (la suya personal encerraba más de cuatrocientos mil volúmenes) librerías, alumbrado nocturno… Alhakén amplío la mezquita y permitió la convivencia de musulmanes, judíos y mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán).

Almanzor tenía la ambición del poder dentro de sí mismo. Nada ni nadie iba a frenarlo Al morir Alhakén, su hijo Hixem fruto de su unión con la vascona Subh, subió al poder. Era un niño. Almanzor (obvio su nombre en árabe) eliminó todo lo que se opuso delante, anulando incluso al propio califa.

Las crónicas de aquel tiempo cuentan cincuenta campañas, todas terriblemente devastadoras, contra los cristianos. La de más eco, la emprendida contra Santiago de Compostela donde destruyó su templo, el más famoso de la cristiandad. Se trajo sus campanas a Córdoba…

No aprendió nada de la magnanimidad de Alhaken…¿Habrá un nueva sombra de Almanzor en el mundo con el miedo y el terror bajo su manto?

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