jueves, 22 de abril de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sensatez

 

 

                                 


Esta mañana, después de un rato de faena – Juan y Paco me ayudaron a poner una malla que dificulta el nacimiento de las yerbas – me senté un rato y vi cómo se venía la tarde. Poco a poco, porque de mediodía arriba, la luz por medio de un día entoldado daba un viraje y todo el campo cambiaba de color.

En la lejanía, por los Peñones de Cucú, unas nubes negras estaban aposentadas sobre los cerros. De soplar poniente, podrían haber sido anunciadoras de lluvia. Soplaba levante, y ya se sabe: “el levante las mueve y el poniente las llueve”.

Se han espigado los trigos en las lomas de Virote y en El Chopo. El campo amarillea y ahora es un mosaico con colores que le dicen adiós a la primavera y preludian el verano que casi llama a la puerta. Pega el sol, o sea hace calor, y se buscan con agrado las sombras. Son las sombras placenteras de los granados del vallado, que tienen un verde primoroso, y las granadillas, perlas rojas en un mar de verde.

Es la mano de Dios. Cantaban los pájaros temprano. Luego, cada uno va sus menesteres y por un rato el campo retornó a un silencio diferente, en contraposición a la sinfonía que ofrece al amanecer. Se han ido pastando, careando lentamente, las ovejas por la ladera del monte y han traspuesto al otro lado del arroyo. Los animales, en estos meses mayores, tienen el pasto fresco y abundante.

Los olivos se han vestido de trama, las viñas tienen los racimos prietos, con las uvas como promesas de un Corpus todavía lejano, pero que luego serán pan de trigo espigado y racimos en el altar callejero. Un coro de voces cantará por la calle: “Bendito, bendito, bendito sea Dios...” y luego dirá que los ángeles cantan y adoran al Señor.

Mi Señor que estás en la custodia, igual que la palmera que alegra el arenal. Mi Señor, a lo mejor hasta sería bueno que tocases el corazón de algunos hombres. Verás, he escuchado que en Bilbao hay peleas por la comida de productos perecederos, que un supermercado saca a los contenedores de basura cada noche… No sé, no sé. Me quedo desconcertado. Me pregunto ¿tan difícil es poner algo de sensatez en algunos de los que toman decisiones? ¿Puede uno estar sentado a la sombra mientras pasan esas cosas?

 

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