miércoles, 17 de marzo de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Preludio de primavera

 

 

                           


Hay levante en el estrecho y nosotros, por cercanía, aquí, pillamos algo. El viento en la sierra mueve las ramas de los árboles, los pájaros, dan uno, y otro, y muchos viajes a los cipreses de la alberca. Llevan ramitas secas; hacen sus nidos. La bruma del amanecer cubre el horizonte…

No hay olor a incienso en las penumbras de los templos. No sacan brillo a los jarrones que imitan plata, desempolvados de las cajas de cartón donde dormitan el sueño de un año en espera del momento, de que llegue el tiempo y unas manos de cariño los ponga a punto para ocupar su sitio en el trono cuando salgan a la calle junto a Ella.

Dicen que este año no hay Semana Santa. No es correcto. Lo que no habrá serán procesiones en las noches de primavera, como cada año, cuando la luna de Nisan se adueñe del cielo. Por las calles de los pueblos, de las ciudades de distinto pelo, porque los pueblos se echan a la calle y todos, a su manera, veneran lo sembrado a lo largo del tiempo y recogido en su momento, pero este año, otra vez, ¡ay! no sonará la llamada lejana de cornetas que anuncia que por allí viene la procesión.

Preludio de primavera, luz de Dios que asoma cada mañana, entre la bruma de la mar, cada día un palmo más a la izquierda, por el horizonte, un palmo más, solo palmo, para llegar a la plenitud cuando dentro de un par de meses mal contados llegue a su cenit en el solsticio de verano. Hasta entonces camina. Tiene que pasar por ese punto intermedio que se llama equinoccio de primavera.

Preludio de flores nuevas: rosas, claveles y clavellinas y jazmines que apuntan ya mismo para ser biznagas - “más que una flor y menos que una estrella” – para que, las madres, como le pasaba a la mía, huelan a jazmines y los jazmines, a madre….

Geranios reventones, gitanillas, tulipanes, gladiolos y margaritas en los bordes de los caminos; trigos pespunteados de amapolas entre las espigas. Ruiseñores perdidos en las alamedas del río; zureo de palomas. Se visten los chopos de hojas nuevas. La huerta se ha echado el perfume de los días de fiesta, o sea se ha vestido de azahar. Es el preludio de la primavera…


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