viernes, 14 de agosto de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ruina






El diccionario le da varios significados: todos desembocan en lo mismo, o sea pérdida total que provoca el empobrecimiento. De las seis acepciones que le asigna todas, son malas.

El periódico informa de una pérdida de viajeros superiores a los siete millones que en lo que va de año en el aeropuerto de Málaga, el tercero de la Península después del Barajas en Madrid, y el Prat en Barcelona.

Hace años un profesor eminente de la Universidad de Málaga, Alfonso García Barbancho dijo que el turismo en la Cosa del Sol – todavía no había llegado a las cotas de los últimos años – era una industria montada en una enorme cortina de humo que en cualquier momento podría hacer que muchos se intoxicasen y lo que es peor, ser su propia condena.

La guerra de los Balcanes primero, y la inestabilidad en los países árabes, después, entiéndase Egipto, costas de Libia, Argelia y Túnez, contribuyeron a que muchas personas temerosas de los atentados de los integristas desviasen sus vacaciones hacia el sur de España. En esta caso a la de Costa del Sol. De Málaga a Estepona (de allí, hacia poniente, pegan los vientos del Estrecho y hace que la gente se retraiga) experimentó un crecimiento desorbitado.

No se quedó atrás la costa de Huelva. Comenzaron las construcciones entre Doñana desde la misma linde del Coto, hasta la frontera natural del Guadiana. Ahí el freno lo ponían los mosquitos, algunos, según decían con boca como leones, y que eran el martirio de los visitantes. Las fumigaciones masivas controlaban o intentaban controlar la situación.

La costa de Almería con el freno del Parque Natural del Cabo de Gata también intentaba sacar cabeza. ¿Se acuerdan del hotel de los Agarrobicos? Ahora, amenazan con otro, en un paraje que habría que guardar como oro en paño…

Hace unos días me pasaron la foto que adjunto en este artículo. Es el aparcamiento donde los autocares recogen a los turistas que desembarcan de los aviones. Tienen cabida cien autocares, en épocas de apogeo disponen de tiempo limitado, a los veinte minutos después de aterrizar el avión. En caso de no acceder los viajeros tenían que volver a salir y hacer cola porque el tiempo era solo de una hora. Pueden recrearse. No hay ningún truco en la foto. Solo había un autocar… ¿Ruina? Al igual me quedo corto…




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