domingo, 2 de agosto de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. 2 de agosto






2 de agosto, domingo.- La noche ha sido de calor sofocante. Un poco antes de las seis de la mañana, el termómetro marcaba 30º. Dicen que es la ola de la calor, la primera, de las que tienen que venir cada verano. Anoche comentaba con un amigo los recuerdos de cuando a la Feria de Málaga, que comenzaba a primeros de agosto se le llamaban, los “Festejos”. Antonio Carmona retransmitía por Radio Nacional las corridas desde La Malagueta. Ganaderías de Atanasio Fernández, Alipio Pérez-Tabernero, Samuel Flores…¡Qué tiempos!.

Canal Sur televisón, anoche desde Osuna,  retransmitió una corrida. Toros de Julio de la Puerta, de la Valdivia. Soberbio, el portugués a caballo, Diego Ventura hoy no tiene rival en el rejoneo, Ponce en su línea. Javier Conde, en la suya. Ya hasta le echan el toro al corral. ¡Qué pena cómo se arrastra este hombre que fue todo arte en sus comienzos…!

Madrugo. El aire viene caliente. Pego un rato de trabajo antes que se arranque el calor. En la esquina del Canalón se ha levantado la liebre. Es una zona caliente para las liebres, porque siempre hay alguna que merodea por allí. Uno se lleva el repullo cuando salta, a pesar de saber, que puede hacerlo, cuando menos se espera; pero, las cosas, son así.

Antes de irme a la cama hurgué un rato en un armario donde acumulo libros viejos. Se me viene a las manos, Un periodista en el concilio de José Luis Martín Descalzo. No tengo costumbre de poner mi nombre en las páginas de cortesía y ni la fecha de adquisición. Por no sé qué extraña razón, en éste lo hice: 30-X-1963. Casi sesenta años atrás. Yo tenía poco más de dieciséis. He tenido la sensación agradable de encontrarme con un viejo amigo.  Lo releo y devoro a salto de mata. El libro está ajado, y curiosamente muestra cuánto ha progresado el arte de la impresión. A Martín Descalzo, lo leí mucho; ahora, cuando ha pasado el tiempo, y él ya hace unos años que se nos fue y probablemente lo recuerde muy poca genta, veo que fue un hombre muy adelantado a lo que se venía con el “agiornamiento” de la iglesia  y comprometido en un mundo en el que se estilaba más el acatamiento que el compromiso.

Una noche de verano da para mucho: recuerdos, insomnios y madrugones…y dicen que son muy cortas.








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