jueves, 23 de agosto de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Chorreo de cal



Dicen – me lo cuenta Eugenia, una guía turística a quien conozco desde hace muchos años – que los turistas que vienen a Álora, cuando regresan se llevan dos improntas: la cal que es un chorreo por las fachadas, y la orografía de calles tortuosas,  que suben y bajan. Alguna, muy pocas, llanea, pero es tan efímera la impresión que no les da tiempo a reponerse.

Hablan y hablan de la subida al castillo. Es algo impresionante, me comentó, incluso para los que tenemos curtidos los pies de ir una y otra vez. Lleva razón. Conforme se sube por la calle Ancha, al primer recodo se abre, a la derecha, abajo, por la calle Churrete y el Llano de las monas, en la lejanía todo el valle. “¿Pepe, me preguntó, porqué esos nombres”?

Enfrente, arriba, el castillo. Mejor, las torres recortadas en el cielo. Imponentes, soberbias, únicas. Le dan nombre. Queda muy poco de la primitiva parroquia de la Encarnación, el campanario reconstruido con tintes de alminar y no es ni lo uno, ni lo otro. La torre del Homenaje  daba protección a la residencia del alcaide…

Una vez arriba, en la explanada de entrada, las sensaciones se incrementan. Ganan en belleza. Todo es asombroso, todo es ilusionante y dice de la importancia del sitio y de la inexpugnabilidad que tuvo durante toda la Edad Media hasta que las ‘modernas’ armas  – lombarda y ribadoquines- de destrucción acabaron con él.

Bordea el castillo primero, un camino; calle, después. La calle del  Carril. Desde allí, en la altura,  el pueblo es un chorreo de cal blanca que baja por las fachadas. Parece como si El Hacho, en una magnanimidad propia de dioses, hubiese querido hacer un regalo…

Entre ambas calles, un barrio recoleto e íntimo. El Barranco fue el crecimiento natural de pueblo. Tampoco tuvo otros posibles lugares de expansión desde el borde de las murallas. Hoy, como una albaicín blanco quiere competir con el reto del pueblo. Es santo y seña, lugar que aporta la originalidad de quien tiene personalidad y lo hace distinto, diferente a todos los otros barrios del pueblo…




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