jueves, 9 de agosto de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Esperpento



La España del esperpento está hecha un lío. Bueno, a lo mejor, no. A lo peor es que tiene que ser así. Los ciudadanos  andan por las aceras. Buscan una sombra donde mitigan lo que tienen encima. No saben de qué lugar va a soplar el viento cuando llegue eso que dicen que será un otoño caliente.

Un presunto corrupto, dicen que agoniza en la cárcel.  Una maldita leucemia, culpable. Las instancias judiciales no atiendan las demandas de abogados y facultativos que saben del tema. El ciudadano de a pie no logra despejar algunas dudas.

Uno muy listo aprobaba, presuntamente,  exámenes sin presentarse. Obtenía titulaciones. Otros, no se enteraban a qué ventanilla había que llamar. Se quedaban ‘a la luna de Valencia’. En este caso, la cosa,  de Madrid (Madrid, también, tiene luna) ¡Qué suerte, con el trabajito que nos costó a los demás!

Otros, presuntos, por supuesto,  no se enteraban de nada. Salen imágenes del  juicio en la televisión. Repetitivas. Casi dan eso que se define como asco, hastío, cansancio, vacío… “el vacío está más bien en la cabeza” decía don Antonio Machado. De bolsillos no hablamos. El ciudadano de a pie sigue con muchas dudas.

Hay quienes han llegado al poder. (Algunos, presuntamente, se han quedado en el escalón del gachero. Más arriba no había sitio para todos). Bueno, pues gente que sí tenía que estar en puestos de responsabilidad, y conozco a alguno, está de desbroce y cavando pies de olivos cuando tendrían que estar porque son más útiles, pero mucho más útiles a la sociedad en otro lugar. Sigue la perplejidad.

Duele. Dicen que es legal y que la culpa es de la Ley y no se saben cuántas monsergas más. El tío con un montón de crímenes a sus espaldas, en la calle. Las víctimas inocentes, en el cementerio. ¿Cómo le ponemos al niño?

Riza el rizo. ¿Imposible? ¡Qué va! Verán. El representante del Estado en una Comunidad Autónoma dice que no ha invitado al Jefe del Estado – en España ostenta el título de Rey – a la conmemoración de un atentado terrorista. Se llevó por delante unas pocas de víctimas inocentes… Eso no es esperpento. Tiene otro nombre. Es acreedor  que le ejecuten aquella sentencia que había en las tabernas antiguas, “No se debe escupir en el suelo” y agregaba: “A escupir, a la calle”. ¿Esperpento? Es poco.




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