miércoles, 12 de marzo de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Almoraduj

                                               

¡Qué bonito, Antonio, qué bonito! Cuando subíamos, esta mañana, a las Mesas de Villaverde, además del tomillo - que rebrota al abrigo de la primavera - ya estaba el romero en flor y el almoraduj apuntando y la mano de Dios que siembra a voleo y capricho...

De lejos, el río, se iba escondido entre las huertas. Buscaba la mar, soñada, anhelada, deseada, como se desea a la amante la noche de luna que rompe abril. Como se desea que se cumplan… Ya se sabe. “El Dorado siempre está un poco más allá de donde podemos llegar”.

Detrás de los montes aquellos que dicen de Málaga y,  entre la bruma, está la mar. No sé ve. Sabemos que está, que es azul y de olas plateadas. Llegan, dejan besos de amor en el rebalaje y se van. Esa mar, Antonio, también, es mar de silencio y tumba. Hombres que huyen del hambre y la miseria y creen, otra vez… El dorado...¡Ya sabes!

Por aquellos montes, de enfrente,  en caliza pura, se quiebran los vientos fríos. Vienen del norte. Abajo, en el valle, se asienta, antes que en otros sitios la primavera. Están de rosa los almendros ardaleños; de blanco, los ciruelos. Orgía de abejas en tropel ¿Quién llegará primero? ¿Has visto? Ya huele el aire a azahar.

Por los cerros de Bombichar trepan olivos centenarios. Retorcidos. Apuntan a trama  nueva. Dentro  de unos meses serán aceitunas y por San Juan…, no, aún no estarán llenas de aceite que es vida, que es ungüento y bálsamo; perfume y sueño de molino y, compañía a la hogaza de pan…Bendita aceituna nueva.


Por allí… Teba y la campiña y Campillos y la laguna y Los Mapaganes y las  sierras del Sur de Sevilla. Ahí, entre los pinos, ruinas en piedra. Matagallos, sabinas y mastrantos; salivitas del Señor, piñas en las ramas y en suelo. Espárragos, muchos espárragos. Mil años de historia. Sueños de hombres a los que les vino chico su tiempo y, nosotros, en la cumbre, veroniqueando con el viento; tú, desgranabas versos. ¡Qué suerte, Antonio, qué suerte!

1 comentario:

  1. ¡Joder lo a gusto que se queda uno cuando habla de su tierra de esa manera!
    Permítame la expresión primera, Don José. Es la que se me ha venido a la boca al terminar de leer la "hoja suelta" de hoy.
    Aunque hay que hablar de todo, es una alegría leerle a diario y ver que lo hace de sitios y personajes cercanos.
    Lo de esas tierras lejanas de semanas atrás está muy bien, pero yo busco en sus letras solucionar mi desconocimiento de "lo de más cerca". Y que lo demás, como usted dice "No se ve. Sabemos que está, que es azul y de olas plateadas", pues eso: que lo dejamos en la intuición.
    Tendré que averiguar qué son los mastrantos.

    Saludos de un seguidor,
    Pedro Cruzado

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