sábado, 15 de abril de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Marilina, Encinasola y otras cosas.

 


        Romería Virgen de Flores, Encinasola (Huelva). F. Tomás López

                                  

15 de abril, 2023. Vengo en el coche. No sé por qué puñetas el teléfono nuevo, cuando le parece, de vez en cuando, se corta y me deja en medio de la conversación con dos palmos de narices y mi interlocutor tirado por esos mundos por donde uno no sabe quién se las anda.

A lo que iba. Suena el teléfono. Es Marilina. Está en Encinasola. Está en casa de mis amigos Reme y Fermín. Se ha ido a vivir los días grandes de la Virgen de Flores. O sea, se ha ido a degustar todo lo bueno que se escapa de aquella bendita tierra en estas fechas.

Hace unos días que no la veo. Bueno, realmente, me parece que la vi en Semana Santa. Siempre que me encuentro, entre la gracia que Dios le ha dado y el afecto que me demuestra el tiempo se me pasa en un verbo.

Marilina, es de esas personas que se equivocó de profesión. Marilina lleva tanto arte dentro que cuando se pone detrás de un objetivo capta la esencia que llevan las cosas por dentro y a eso se le puede llamar sencillamente, arte.

A veces pienso que podría haber sido la directora de fotografía de películas como el Doctor Zhivago y entonces, los campos nevados de la Estepa rusa, además de ser las llanuras de Calatañazor habrían sido ese lugar donde Zhivago ya sabía que sin Lara él no era nada…

Si Marilina hubiese sido la directora de fotografía en Marcelino, Pan y Vino. ‘Manuel’ que ya era muy humano habría sido uno de los nuestros y al igual que se bajada de la cruz las noches frías de la Alberca, se habría subido con Marcelino al palo de la cucaña para ver la algarabía que habían originado los dos.

Marilina es la piel del diablo con un alma de ángel. Un día hablaba con un amigo y le decía que he tenido mucha suerte en mi vida. Sin hacer nada, Dios ha puesto en mi camio al Maestro Alcántara, a Barbeito, a Salvador que me llevó de la mano por la antropología social, a Lorenzo que me descubrió a Hemingway, a William Saroyan, a Tagore…

Ahora cuando escribo estas líneas digo también que, a Marilina: gracia, agudeza, finura, encanto, sabiduría de quien conoce a los cojos tendidos y que me llama por teléfono para decirme que se ha ido a ver a la Virgen de Flores, a Encinasola y el puñetero teléfono va y se corta.

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