domingo, 9 de abril de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Espectáculo o religiosidad?

 

                  


         Virgen de la Trinidad. Lunes Santo. Plaza de la Marina


Domingo de Resurrección. Termina la Semana Santa. Acaban, también, las celebraciones. Unas llenas de fervor en el interior de los templos; otras, trasladan ese fervor a la calle. Lo exteriorizan a su manera. Ni mejor ni peor. Simplemente, distinto. Me acuerdo del Santo Cura de Ars: “entre el puente y el río hay mucho trecho”.

En Málaga por mor de los cambios de itinerarios que justifican por la seguridad, la belleza plástica, la necesidad de ayuda económica para las cofradías (esto con la boca chica), o por otras razones peregrinas que no vienen al caso porque para casi todas hay explicación. A unos, convence; a otros, crispa. Ya se sabe…

Una parte de la sociedad – aquí la calle tiene tanta importancia como el salón de la casa de uno – está en contra de la instalación de esas tribunas nuevas que repiten del año pasado (tienen mucho de lugar apropiado para contemplar una carrera de Fórmula 1) y, además, privan de la contemplación desde el filo de la acera al que va a pie de calle a ver algo tan único y excepcional como es admirar el paso de una Cofradía…Cristos a golpe de mirada; Dolorosas, a tilileo de cuentas de rosario.

Si es espectáculo, nada que objetar. Yo saco desde hace casi cuarenta años mi asiento en La Rosaleda y lo pago. Algo parecido ocurre con el abono de la Malagueta, o con cualquier otra manifestación que se dice lúdica, deportiva…

Si es religiosidad entonces hablamos de otros lópeces. Es momento de una recapacitación por la Agrupación y por quien proceda y ver qué medidas pueden corregir el desaguisado.   A lo mejor, simplemente suprimir las barreras que impiden visibilidad y dejar las sillas con una leve inclinación de tarima… De todas formas, al pasar el trono se van a poner de pie.

Estamos en una sociedad crispada. La gente está - estamos nerviosos – y saltamos, en ocasiones, por nimiedades o en otras, como ésta, que se ha creado por querer implantar la sinrazón (y que cada uno se ponga la mano en su pecho) que no conduce a nada.

Es verdad que hay bullas, que hay estrechuras, que hay… Los toros quieren ‘sol y moscas’; las procesiones, calles estrechas y penumbras. (Los espacios abiertos para las amapolas en el campo, y pienso en la Plaza de la Marina…) Si, a pie de calle, se priva de visión, entonces ocurren cosas que no tienen fácil explicación. Repito: ¿Espectáculo o religiosidad? ¿Y si son las dos cosas a la vez? En la respuesta se pueden aclarar muchas dudas…

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