lunes, 10 de abril de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Qué les pasa por el pensamiento?

 


        Álora. Panorámica desde el Castillo de la Torres.


10 de abril, lunes. Dice la televisión que en Oriente próximo la cosa está fea, muy fea. Han alcanzado una espiral de odio y violencia que hasta han matado a un turista italiano. Los turistas eran algo así como especímenes sagrados. Con su dinero se financiaban escuelas y comedores y hospitales de palestinos. Israel se lo negaba…

Los chinos, los ricos del Continente, hacen maniobras militares. Tiene cercada la isla de Formosa (Taiwan) para entendernos. Cualquier mañana nos despertamos con la noticia de que la han invadido. El conflicto se sabe cómo empieza (se la meriendan) como se desarrolla (los aplastan) y como termina dentro de un tiempo (no ‘pasará nada’).

Critican el texto del Viacrucis del Papa el pasado Viernes Santo. Era de noche y hacía frío y después de haber pasado una pulmonía en el Gemelli, el Coliseum no era el lugar más idóneo para que asistiese Francisco. Claro, el texto no necesitaba su presencia. Se han levando protestas, muchas protestas.

Parece que Ucrania o lo que quede de ella será algo así como un montón enorme de miseria, desecho y destrucción. La recuperación puede que llegue quizá, doscientos o trecientos años después. O, sea, nunca.

Hay otro problema que subyace. No le hacemos caso. Se nos ha ido el campo por falta de agua.  Es decir, no llueve, y abril que por cargarse se carga hasta los refranes sigue su curso florido en algunas cunetas, pero con el campo seco. Adiós floraciones, adiós espigado de los trigos, adiós a pozos recargados, a cañadas corriendo, a arroyos con ancones y adelfas en flor y a veneros con agua… Menos mal que el chamariz – ya lo vio Juan Ramón – canta cada mañana en el chopo.

España, bueno, una parte de España arde. Parte de la cornisa Cantábrica es una candela gigante. Un alcalde dijo que primero las personas, y luego los pueblos y luego el campo… Algo tendría que decir el hombre.

Entre Castellón y Teruel, cerca de Segorbe que tiene obispo y no tiene gobernador civil y en Tarifa, en la sierra de San Bartolomé, el viento – allí hace viento hasta cuando no hace viento en ningún sitio – ha ayudado a que también corran las llamas más de la cuenta y han ardido un montón de hectáreas. Muchas, demasiadas.

Y aquí, nosotros hablando y linchando a Ana Obregón…. ¡Ay! ¿Qué les pasará a algunos por el pensamiento?

 

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