sábado, 5 de febrero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Achicoria

 


        Achicoria


Pertenece a la familia de las asteráceas (¡qué nombrecito!), o sea su flor tiene forma parecida a un astro. Está muy extendida en la naturaleza. Vive  desde las zonas frías, hasta los puntos cercanos a los trópicos y se adapta a todos los climas, tanto en los áridos y desérticos como en los de pluviometría alta.

A esta familia pertenecen plantas alimenticias: lechugas, endivias y escarolas; oleaginosas: girasoles y cártamos; medicinales: manzanilla y rabogato; ornamentales: crisantemos y dalias…

Su poder económico es grande y valorado. El aceite de girasol tiene un impacto comercial relevante. Aporta sobre todo, aceites oleicos;  el de cártamo, de menor importancia, es bajo en aceites grasos y saturados.

El cultivo de la achicoria, en España, tiene gran presencia en la Ribera del Ebro. Llega a la mesa a modo de verdura de fácil preparación. Se consume cruda en ensaladas o hervida, acompañadas de tubérculos, sobre todo de patatas. Es muy estimada en los meses de invierno.

Goza de propiedades beneficiosas para la salud. Su textura crujiente, aporta una pizca de sabor amargo – sobre todo en la escarola – que la hace un acompañante ideal para los asados, como el cordero y cochinillos al horno.

En toda la Ribera del Ebro, no se desprecia nada de esta verdura. Las hojas externas, de intenso color verde, se cuecen y se sirven cocidas, con un aliño de aceite y ajos. Las hojas internas, de color más amarillo,  aportan un sabor menos amargo y más crujiente.

La raíz de la achicoria se ha utilizado tradicionalmente como sustituto del café, o para ser mezclada a modo de infusión. Su sabor amargo la hace parecida al sabor del café pero no contiene cafeína y sus componentes sirven como sustancias relajantes del sistema nervioso.

Posee además, sustancias muy favorables al funcionamiento del hígado y del estómago. Es recomendable, según la Medicina Natural, para las personas con problemas en el funcionamiento de la vesícula biliar. Según los expertos, es rica en vitaminas y,  entre las propiedades que le reconocen, está la intibina, la inulina (que no tengo ni idea qué son pero que al documentarme las he encontrado y por eso lo cuento) y su aportación de grandes cantidades de beta-caroteno de acción oxidante para la prevención de enfermedades cardiovasculares y degenerativas.

Aparece de manera natural y la polinizan las abejas y abejorros…

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