lunes, 14 de febrero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La estepa blanca

 

 


14 de febrero, lunes. En el telediario de la tarde, ayer un importante cargo de la Unión Europea declaró que debemos estar preparados para lo peor y esperar lo mejor. Es una manera de decir mucho y no decir nada, o al revés para que nos entendamos.

Las imágenes que llegan de esa tierra lejana que dicen que produce mucho trigo, son escalofriantes. Por el frío – la nevada lo cubre todo - , por el despliegue militar de ambos dos que se enseñan lo más bajo que anida en sus almas, o sea la guerra y por el pueblo, que una vez más pone la espalda y la impotencia y la resignación.

En esos campos, la División Azul, aquel componente de un ejército de españoles bajo el mando de la Alemania nazi, padeció lo indecible. Sufrieron y murieron sin saber realmente a qué puñetas habían ido. La propaganda vendió que su misión en Rusia era combatir el comunismo. Al menos eso nos decían en la escuela…

En esos lugares cayeron también las tropas más importantes de la Europa de comienzos del siglo XIX. El General Invierno venció a Napoleón. Como tantos prepotentes despreciaron al enemigo. Hicieron un avance de tierra quemada, llegaron a las puertas de Moscú. Allí los esperaron. Iniciaron el repliegue y en su desesperada huida encontraron la nada. Campos desolados, aldeas quemadas, ríos congelados… La derrota fue total.

Anida aún en su suelo, un desastre nuclear de hace unos años (1986) en Chernóbil. Nadie quiere recordarlo y lo que es peor, reconocer la radioactividad que debe andar a sus anchas por sus tierras. Decían que eso iba de durar no se sabe cuántos cientos de años en volver a la normalidad... Ahora, el desentendimiento de las dos grandes potencias, parece que lleva directo al caos, a otro caos, el de la guerra.

Las televisiones ponen imágenes de personas que huyen. Desde sus países de origen les han dicho que pongan tierra de por medio y abandonen Ucrania, tierra de estepa interminable, de llanuras infinitas, de nevadas y fríos insoportables. He leído en algún sitio, que los rusos saben soportar el hambre, pero ¿la hedonista Europa soportará el frío cuando nos corten el paso del gas? Tiempo al tiempo. La cosa pinta mal y aún puede ir a peor.

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