sábado, 26 de febrero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Acelgas

 

 

                               


26 de febrero, sábado. Su nombre científico, Beta vulgaris,  y es ‘familia’ de las remolachas y espinacas. Oriunda de Europa meridional, donde crece espontánea y recibe un sinfín de nombres atendiendo a su origen. Si es bravía o si procede de cultivos. En Madrid, según el catálogo del Jardín Botánico, si viene de Chinchón se la conoce como acelga, si es de Aranjuez, espinaca, si se ha cultivado en los Santos de Humosa (en el Corredor del Henares), acelguilla….

Es una verdura muy peculiar. Se cultiva en todo el mundo y es una hortaliza propia de los meses de invierno, aunque no se descarta su producción y posterior consumo en los meses de otoño.

De la acelga se aprovecha ‘todo’, es decir, la hoja de color verde frondoso con las nerviaciones muy marcadas, y la penca, que es blanca. La cocina sabe sacarle rendimiento y aparece en numerosas recetas. Su sabor dulzón combina bien con otras hortalizas y legumbres, principalmente con el garbanzo.

Su cultivo es bianual. Florece en el segundo año de la siembra (puede ser por semillas o por plantitas) pero no es óbice para que se pueda consumir al poco tiempo de su plantación, en cuanto consigue un desarrollo apropiado. Las acelgas piden una tierra ligera y riegos moderados sin encharcamientos.

La materia orgánica le proporciona un crecimiento espectacular y es pasto apetecido por caracoles, babosas, grillos y pajarillos, que cuando tienen poco desarrollo, picotean sus hojas tiernas.

Es muy baja en calorías, inferior a 20 kcal por cien gramos. Se utiliza en las dietas de adelgazamiento. Se aprovecha, también su riqueza en fibras que facilita de gran manera el tránsito intestinal.

Su consumo tiene un efecto depurativo y diurético debido a la gran cantidad de potasio que contiene, previene las cataratas y las enfermedades cardiovasculares…

En cuanto a los nutrientes, aportam vitaminas A, B1, B3, B5, B6 y B9, además de la E y la K. Son ricas en minerales y calcio, sodio, potasio, cobre hierro y fósforo. Vamos, una mina (con lo poco que me gustan).

Además es rica en ácidos grasos como el Omega-3 luteína, flavonoides, y zeaxantina (que no tengo ni zorra idea que son pero que al documentarme para escribir estas líneas… pues eso, y betacaroteneo que dicen que fortalece las células. Ayuda al sistema inmunológico y propicia a controlar el colesterol.

Visto lo visto, hay aparcar los gustos y a consumir ¡acelgas!

 

 

 

 

 

 

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