jueves, 3 de febrero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nosotros ponemos el árbol

 


3 de febrero, jueves. Podría ser el lema. “Nosotros ponemos el árbol; tú, la tierra”. La verdad, que no es. Debería serlo. Resultaría algo tan bonito, tan hermoso como este día luminoso de primeros de febrero.

Dicen que vienen un montón de millones de euros desde las arcas europeas a España. Traen fines concretos, dirigidos. Entre otros, uno para luchar contra el Cambio Climático.

Los que saben de algunas cosas serias – ésta lo es – claman y exponen que una de las soluciones para revertir  la desertización es la siembra masiva de árboles que atraigan la lluvia y se pueda luchar contra la sequía…

He leído que en el Sahel, donde llevan años, muchos años sin recibir una gota de agua de lluvia van a sembrar no sé cuántos millones de hectáreas de árboles. ¿Nos lo creemos? Allí la cosa es tan seria que ya ha causado hambrunas peores que la pandemia que nos azota.

Pensaba en esas ensoñaciones que a uno les entra, a veces, que si en éste país llamado España, los dirigentes políticos tomasen la decisión de sembrar todos los bordes de los caminos públicos de árboles, los españoles que vean el tránsito del siglo XXI al XXII, creeran que España es un vergel.

La cosa no es fácil. Es más. Es muy difícil, pero posible. Se necesita primero, voluntad de hacerlo (de hecho los fondos europeos están ahí. Se podría usar una parte…); segundo, planificar. Pedirle eso a un español eso, es como pedir que a partir de mañana los peces piquen las estrellas; tercero, dejarse llevar por equipos de técnicos  (agrónomos, botánicos…), gente que sepa y que digan qué hay que hacer… Ventajistas, al margen, por favor.

En los próximos años sería una creación de empleo enorme, una posibilidad de luchar contra lo que nos pesa como una losa y dejarle, a los que vienen detrás, algo diferente y mejor.

Desconozco los miles de kilómetros de caminos públicos que podrían aportar los ayuntamientos desde todos los municipios de España. Los vecinos solo tendrían que dar el consentimiento para, donde sea posible, sembrar de árboles sus lindes. Los que vivimos en clima mediterráneo: acebuches, almeces, encinas, algarrobos, cipreses, prunos, coscojas, orones, lentiscos, palmitos…. No necesitan mantenimiento, consumen solo el agua de la lluvia.

Es un sueño pero, a veces, algunos sueños se cumplen. “Nosotros ponemos el árbol; tú, la tierra”. ¿Ecología? Eso.

 

 

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