miércoles, 6 de diciembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Asfixia

En la carretera, cuando se llega a Madrid, desde Andalucía, conforme la ciudad está más cerca se ve una boina de contaminación en el cielo. Es una nube casi negra. Tiene  un ribete  de color poco definido; muy fea. Dicen que eso no se nota cuando uno está debajo pero se respira.

El ayuntamiento anda a gorrazo con las posibles soluciones. Han limitado la entrada según desde que cinturón. Lo que antes era la M-30 ahora ya es calle y prohíben desde ahí hasta el centro según qué día y qué índices que no entren los vehículos de particulares.

Esta solución no satisface ni soluciona. Los repartidores, los que no tienen posibilidad de usar el transporte público y los que, por uso y costumbre, están hechos al coche debajo de las posaderas andan a la gresca contra los que toman las medidas.

El hombre del tiempo dice que de agua poquita, que de cambiar el tiempo como que tampoco, y que el anticiclón está asentado sobre las Azaores y que no deja entrar las borrascas que deberían hacerlo en este tiempo.

Castilla tirita. Los termómetros marcan unas temperaturas que los que no estamos acostumbrados a esas bajadas nos preguntamos cómo puede ser la vida en esos páramos helados que amanecen blancos de escarcha.

El periódico informa que Canarias ha puesto  el ‘no hay billetes’ en el acueducto de estos días. Allí las temperaturas son como las de Burgos en junio y la gente está en bañador en la playa tomando el sol. En tierras de la Meseta toman el sol también. Lo toman, de otra manera,  al resguardo del aire, o sea lo que en mi pueblo llamamos recacha.

Los magnates que tiene que tomar medidas; no las toman. Lo digo por lo del cambio climático y esas cosas. No sé si el dichoso cambio tiene todas las culpas. Mis amigos que saben más que yo,  dicen que sí, que es él, y son como predicadores en el desierto. Nadie les hace caso.


No llueve. Las ciudades se han puesto una boina de contaminación. Los pantanos secos. No está la cosa como para estar cantando villancicos de alegría precisamente.




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