lunes, 18 de diciembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Voz

Es mediodía. Esa hora en que la tarde llama a la puerta. Se ha ido la mañana. El cielo está azul, limpio; el cielo es una alfombra por la que pueden salir de paseo para tomar el sol los ángeles que hoy no tienen servicio. Es un día frio de diciembre.

Suena el teléfono. "Pepe, para que sigan los milagros, acaban de darme el alta, el día de la Esperanza. Voy camino de casa. Ya solo falta que esta noche tu Málaga nos dé otra alegría, a ti y a mí. Puedes comunicarlo en Facebook”. Y lo hago.

Mi amigo acaba de pasar un trago de esos que la vida nos tiene reservado en cualquier esquina. Y mi amigo, como los ciclistas buenos, pelea y pelea por coronar el puerto… ¡Ya falta menos!

De Frank Sinatra alguien dijo que era la voz. Naturalmente no conocían a mi amigo. Mi amigo es la voz y el timbre perfecto;  es algo así como ese susurro que llega cuando uno está caído y te lee unos versos o te dice una palabra o te manda una nota. Y te deja…

A ver si no ¿cómo le ponemos al niño?  “De ‘Cancionero íntimo’ Con vuestro permiso, a mi querido amigo Pepe Morales, de Álora,(… ) por la magnífica tarde, el otro día, en su pueblo, con tan especial compañía. Y cerca de Nuestra Señora de Flores... “Y el chiquillo no sabe que la escuela / es un barquillo de una sola vela  /en el que lleva todo su equipaje”.

 Y otro día se deja caer:  “Mi querido Pepe Morales -mi humano mapa- me ha llevado hoy por sitios asombrosos. Desde su pueblo, a Las Cruces, camino de Almogía. Y como postre, al Torcal. A ver si alguien sabe decirme cómo puedo...”.

Otro mensaje: Mi querido Pepe, como me aludes por el azahar, me veo gustosamente obligado a mandarte este soneto, que de ahí me suena esa mezcla entre Dios y el azahar. A ver si te gusta. Está inédito, lo que supone prudencia. Hazlo tuyo, pero solamente tuyo. (Y así ha sido, Maestro).

Con lo que no guardo prudencia es con la alegría que hoy nos alberga: Manuela, Pilar, Custodio, Antonio, Fermín, Mariló, Miguel Ángel, Juan… Me han usado como informante. Querían saber de ti. Hoy, querido Antonio, querido Antonio García Barbeito, cuando cojas el sueño entre las sábanas de tu cama no te puedes ni imaginar lo contento que estamos tus amigos.









No hay comentarios:

Publicar un comentario