sábado, 21 de noviembre de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Regalo

Hay regalos y regalos. Hay días en que  llegan las cosas más estrambóticas, más sofisticadas. Tan raras que uno las mira y las remira y se dice ¿por dónde le meto manos? No es cuestión de entrar en detalle. Seguro: todos tenemos una letanía de empiece y no acabar.

Hay otros regalos. Mi amigo Jesús Arias se ha dejado caer y me ha puesto en las manos un libro. No es un libro cualquiera – ningún libro, es un libro cualquiera, pido perdón -. El Valle de Alcudia. Autores Vicente Romano y Fernando F. Sanz. (Biblioteca de Autores Manchegos. Diputación de Ciudad Real, 2015). Una delicia.

Es un libro de viajes. Los autores, hace más de cuarenta años recorrieron a pie las tierras del norte de Sierra Morena. Reflejaron en apuntes de un cuaderno todo lo que supieron y pudieron captar y lo contaron. Ahora lo ha reeditado con un acierto enorme la inquietud literaria de la Institución manchega.

Pastores, trashumancia, tierras, costumbres. Paisaje y paisanaje. Ríos, arroyos y caminos. Trenes de vía estrecha; campesinos que se hacen mineros. Caseríos comidos por la maleza; pueblos que perviven al paso inexorable del tiempo; otros, caso de Puertollano,  que pasan a ciudad… Todo cambia; todo pasa ‘porque lo nuestro es pasar’.

Ventas de los caminos. Noches y posadas de asiento y alforja. No dicen si en aquellas ventas  había, también, guitarras como las que contaba don Antonio Machado “guitarra del mesón de los caminos…”.Sí había mucha historia acumulada entre sus paredes. La historia  de gente que subía o bajaba de Madrid a Andalucía.

Recoge el libro diálogos deliciosos de gente celosa de sus silencios. Gente que no quiere hablar o gente que habla lo que no quiere y los autores con la sagacidad de la pregunta oportuna lo hacen aflorar para deleite del lector.


Cuando la antropología se cuenta, se hace crónica… y, cuando se lee, entonces uno se empapa de muchas cosas y aprende y aprende y agradece a los amigos regalos como éste y se pierde entre sus páginas y… Gracias, otra vez, Jesús.

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