sábado, 27 de septiembre de 2014

Una hoja suelta de cuaderno de bitácora. Yanguas

                                                

Yanguas está al otro lado del puerto – el Puerto de Oncala – conforme se va de Numancia a La Rioja. Forma parte de la Comarca: Las Tierras Altas de Soria. Frío tremendo, despoblamiento generalizado. Vida dura y difícil. Se va la gente…

Casi en la linde con la Comunidad donde nació el Castellano. ¿Se acuerdan? “En román paladino como suele fablar el pueblo a su vecino” que decía Gonzalo de Berceo, cerca de San Millán.

A lo que iba. Salva el río por un puente nuevo, tras bajar por una curva enrevesada, puesta allí para que el viajero mire, inexorablemente, al pueblo: Villar del Río, para el caso. Pueblo, viejo, con un frontón y un parque infantil  nuevos y sin niños. Carretera adelante está Yanguas.

Lo orilla el Cidacos. Los chopos estaban vestido de primavera cuando pasé por allí; ahora de oro viejo. No los veo, pero estoy seguro que es así. Agua clara, saltarina y rumorosa. Es un río limpio. Va camino de las vegas de Arnedo, de Calahorra, del Ebro… Si vas sin pan, la hogaza es excelente. 

Avelino Hernández, también la recomendaba. Y ya se sabe, a Avelino, simpre, hay que hacerle caso.
Entré  - quizá, el único bar del pueblo -. Tomé un trozo de tasajo y un vino. El hombre es parco en palabras. No tenía ganas de hablar ni le interesaban las preguntas del viajero. No había nadie.

Sé que los yangüeses aparecen en el Quijote. Cervantes supo de aquellas recuas de arrieros que llevaban los granos por Castilla. Dicen que, bajo la torre de San Miguel, está enterrado el rey Fruela…¡Vaya usted a saber! Y, como tampoco, es cuestión de preguntarle…

A la iglesia de Santa María se va por una ‘vereita’ que sí, que sí cría yerba, a pesar de tener al Cristo común de veintitantos municipios. Yanguas supera, por muy poco, el centenar de habitantes.


La carretera lleva a Las Ruedas de Enciso (que se bordea y no se pasa) porque se lo tragará un pantano. Me senté bajo los chopos con un libro: El Santero de San Saturio de Juan Antonio Gaya Nuño. Una joya. Dejé que corriese el tiempo y el agua por el Cidacos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario