martes, 23 de septiembre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Paz para Mónica

                                          

Cuando algo no tiene explicación el pueblo llano que es sabio halla respuesta: “el sino, sería el sino” y lo dicen y pretenden seguir hacia adelante. El sino tiene la culpa de muchas cosas, como los fantasmas que conviven con nuestros sueños, como las meigas, como ese no sé qué que no sabemos…

No es el caso. No. Mónica era una flor que abría a la primavera, a la meteorológica que tocaba en su puerta y, a  la de vida. Una tarde, una mala tarde, Mónica tuvo la llamada de ese más allá que nos marca, inexorablemente, desde el día en que nacemos.

Maldito canal aéreo, malditas puertas que no estaban cerradas, malditos candados abiertos, malditos alambres oxidados, maldito cemento pasado... Maldito todo lo que sea maldecible, pero más maldita, aún, la desidia humana, la irresponsabilidad, la incoherencia…

Cuando se produce un accidente inevitable: no se encuentran las palabras; cuando pudo tener evitarse, entonces, hierve la sangre por dentro y sin decir nada, porque no hace falta, se sabe que eso, además de un contradiós,  es una canallada…

Y, entonces, en la lucha interior hay muchos porqués sin respuesta. Se busca refugio. Me viene a mano la letra del Maestro Alcántara: “Si otros no buscan  Dios / yo no tengo más remedio: / me debe una explicación”.

Parece que los políticos – algunos políticos – ahora dan largas cambiadas con fechas, con promesas incumplidas, con falsas ilusiones… a los padres de Mónica. Están en lo suyo. Lo hacen a las mil maravillas. Son insensibles al dolor y a cuanto hunde a esta familia.

Claman los padres de Mónica. Piden Justicia. Pueden hacer suyos aquellos versos del profeta: “Oh, vosotros que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor”.


 No lo hay, Alonso, no lo hay. Justicia y paz para Mónica, para Mónica Gómez,  que así se llamaba, y para todos las Mónicas del mundo que estén en situaciones similares ahora que el viento de otoño saca a las hojas de su sitio.

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