miércoles, 3 de septiembre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Periquito, el de las vacas...

                               

Periquito era un hombre enjuto, de nariz larga y de poca estatura. En invierno se cubría con una gorra y, como buen boyero, siempre llevaba una honda enganchada en  la correa que le sostenía el pantalón. Tenía andar ligero y llamaba a las vacas por su nombre, porque todas sus vacas de Periquito tenían un nombre: ‘Primorosa’, ‘Lucera’, ‘Botijera’, ‘Malagueña…’

 Pedro Márquez, que así se llamaba, cuando llegaba la romería de la Virgen de Flores, uncía una yunta y tiraban de la carreta de la Virgen. Las vacas de Periquito no tenían el mismo pelo. Un año traía una colorada con ojo de perdiz; la otra, negra. A veces, una de las vacas era de pelo castaño y la compañera como tirando a jabonera pero casi nunca venían con pelo de  salineras ni berrendas…

Su yunta estaba lustrosa. Le ponía para la romería los frontiles nuevos bordados con filigranas, espejitos relucientes, coyundas de estreno y unas campanillas que sonaban como sólo pueden sonar cuando encima de la carreta va lo va. Él, con la aguijada, daba toques suaves, casi sin dejarla caer sobre los ijares para acompasar el paso, para marcar el ritmo, para hacer andar o porque había que pararse.

Las vacas de Periquito, por las tardes durante el año,  pastaban en los lastones del río. Entonces el río llevaba el agua clara. Y, él, desde la orilla las controlaba y, a los becerros, como eran más inquietos con la honda y un rebolillo en su sitio… Ya se sabe.

Era también un excelente, hortelano. No traían, entonces, los plantones de semilleros de otros pueblos. Echaba su hoyo de tomate, berenjenas, pimientos, lechugas, cebollas…, según la luna y el tiempo. Mucho estiércol, una capa de abrigo y la espera para que las semillas germinasen.

Hurgaban los mirlos – él decía que era una mirla - buscando cochinillas, gusanos, insectos… Y entonces, él que hablaba con los pájaros, alzaba la voz:

-          ¿Ya estás aquí otra vez? ¡Qué te conozco, ¡Qué te conozco!


Dentro de unos días, iremos un año más de romería. Hace unos años que Periquito echa los hoyos en otras praderas y las vacas de sus yuntas tienen el pelaje del color de las estrellas…

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