viernes, 29 de agosto de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El viejo

                                                           

Caía el sol a pedazos. En una de esas tardes en que Agosto se ha despachado a gusto, sin miseria, desde la Asunción hasta su despedida,  jóvenes bebidos apuraban las últimas gotas en vaso de plástico de la feria que tocaba a fin; José Tomás abriría, un rato después – el no lo sabía, aún – la puerta grande de La  Malagueta y el Málaga era anfitrión de los chicarrones del norte en La Rosaleda

Me viene a la mente aunque han pasado unos días. De hecho no se me había ido: el viejo cruzaba por uno de esos entramados donde un puñado de semáforos regula a los coches que vienen por el lateral, por el otro lateral, de frente, por detrás… de no se sabe dónde, pero que si no existiesen estos artilugios sería imposible, en ocasiones, salvar el pellejo.

El hombre era un viejo bajito y con barba blanca, pelo canoso y sucio. Llevaba muchos días sin afeitarse. Andaba cansino, parsimonioso; arrastraba los pies… La chaqueta le llegaba a medio muslo y el pantalón pregonaba que era de varias tallas superiores; zapatos muy usados…

El hombre con la que estaba cayendo no iba a ninguna parte. Era muy pronto para formar cola en las proximidades de los comedores de Caritas y muy tarde para quien no tiene que ir a ningún sitio y, además, no lo esperaba nadie.

Pensé que el hombre, ese hombre,  pudo  haber tenido  algún día un hogar, y un sillón donde dar la cabeza de la siesta y una mujer e hijos y unas caricias y un balcón por dónde veía pasar muchachas tostadas por el sol playero… Pero, el hombre iba solo. Tremendamente solo. Trágicamente solo.


Habla  la televisión – los sabelotodo de las tertulias – de los síndromes que acogotan a los que vuelven al trabajo. Ya se hacen las maletas. Tiene otro color el agua azul de la playa; la brisa no acaricia cuerpos esculturales que se despiden del sol de la tarde  ni se filtra con dedos sutiles por entre el pelo aclarado con mechas y por el salitre… Pienso en el hombre, el hombre solo y viejo…

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