20 de
febrero, martes. Ramón Llull, - Raimundo Lulio, castellanizado –
nació en Palma de Mallorca a finales de 1232 o principios de 1233. Sus padres eran de Barcelona. El, mallorquín,
está considerado como una de las figuras más preclaras y avanzadas de su
tiempo, o lo que es lo mismo, de la Edad Media.
Cercano
a la Orden Franciscana, donde profesó en la Tercera Orden, que es la destinada
a acoger a los laicos. El pueblo lo beatificó “por culto inmemorial”.
Mallorca
acababa de ser conquistada por Jaime I, incorporándola al Reino de Aragón que
comenzaba su expansión por el Mediterráneo. De joven entró en la corte como
paje del infante, que luego sería Jaime II y conquistador del Reino de Murcia.
Llevó
una vida licenciosa, de excesivas alegrías en el comportamiento. Sobre los treinta años, su vida dio un giro
total. Vendió todas las propiedades que adelantó en forma de herencia a su
mujer e hijos, volvió a Mallorca y tomó un esclavo (tal cual) árabe, que le
enseña la lengua. Predica, viaja, insta hacia la veracidad de su doctrina.
Aflora
el filósofo. Combate el racionalismo del cordobés Averroes. Aparece el teólogo
en contraposición a Santo Tomas de Aquino, contrario al Dogma de la Inmaculada
de la que él, conjuntamente con Juan Duns Escoto, es defensor.
Como hombre
científico descubre ‘la rosa de los vientos’ y el nocturlabio. Conoce a la
perfección la Escuela Cartográfica Mallorquina.
Desglosar
todo esto es casi imposible por espacio y tiempo. Como muestras, cabe señalar
que la rosa de los vientos, a modo de círculo, señala la procedencia y el
nombre de los vientos, hasta el punto que lo hacía como un elemento esencial
para la navegación marítima.
El
nocturlabio facilitaba el tránsito por los mares durante la noche. La
combinación de las estrellas según qué tiempo del año, y su posición en el
cielo, predecían vientos, tempestades y mareas, de tal manera que, a modo de
disco de madera o latón, con un sistema de agujas, era un instrumento
fundamental para los barcos en alta mar.
Predicó,
instó a Cruzadas, asistió al concilio de Viennes. Está enterrado en el convento
de San Francisco de Palma. En el Paseo de Sagrera, al final del Born, un
monumento eleva su figura. En un de los laterales está escrito: “El amor es
lo que al esclavo hace libre y al libre lo hace esclavo” Ya solo por eso…
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