sábado, 17 de febrero de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fornalutx



18 de febrero, domingo. Dicen que es uno de los pueblos más bonitos de España. No lo sé. Tendría que conocer a los otros… Se me viene a la mente un chascarrillo de mi amigo Paco Galdeano.

Un hombre subía desde La Rábita hasta la sierra de la Contraviesa. Junto a la carretera otro, cavaba la viña…

- Amigo, preguntó el caminante, ¿me falta mucho para Albuñol?

- Sin levantar la cabeza, le respondió: siga caminando….

El viajero sintió desasosiego ¡Qué descortés! Entonces, escucha a sus espaldas, la voz del que laboraba la tierra. Se paró…

- Según el ritmo que lleva, en dos horas – le dijo - puede estar arriba. Necesitaba saber con qué frecuencia anda…

No llevo ritmo. Los pueblos bellos uno sabe que existen. Fornalutx, lo es. Y uno de los mejores cuidados que puede encontrarse por esos caminos.

 


La mañana, soleada; el cielo azul; la brisa, agradable. Por el Camí del Faro bajamos al Puerto de Soller. Estrecho; las vistas espléndidas. Enfrente, recortada en el cielo impoluto la cúpula que corona el Puig Mayor. El macizo, imponente; la naturaleza, plena.

Caminando paralelos a la vía del tren de Soller, pasada Sa Roca Roja, en una glorieta, giramos a la izquierda. Una carretera tortuosa, de buen piso y señalizada nos hace ascender lentamente; a la derecha, Sa Capella de Santa María d’Olivar. Antes de coronar, volvemos a girar. Por Ca N’Antuna y Sa Cova, se entra en Fornalutx. Aparcamos. Tenemos un pequeño percance. Nos hace acercamos a una farmacia…

 



Fornalutx significa ‘horno junto al río’ - en este caso el torrente Na Mora -, es la belleza hecha piedra. Es bonito y encantado. La sierra de Tramontana en pleno. En la naturaleza los bancales de piedra seca son pequeñas obras de arte. Tierra labrada con primor; olivos de troncos milenarios, naranjos, almendros...


Me las he andado por el Carrer Arbona-Colom y por la plaza de Espanya. La gente toma el sol bajo los plátanos sin hojas; otros; se estacionan ante los escaparates que muestran cosas propias de lugar. Panes de hechuras caprichosas, muñecos ataviados con trajes de payeses, sobrasada, butifarras negras, dulces… En una esquina, junto a una oficina bancaria, me acuerdo de mi amigo Bartolomé, Carrer de Sant Bartomeu, bancario que no banquero. Plasmo el letrero en una foto…



Puedo volver a Soller por Pla de Bisbe y San Coix; no lo hago. En la equina del Camí de la Font vuelvo sobre mis pasos. Enfrente, al otro lado de ladera, arriba, entre un bosque de ensueño, el Puig Mayor. Yo, en el camino de retorno…

 

 

 

 

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