viernes, 23 de febrero de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Valencia

 

 

                                  


23 de febrero, viernes. Se agotan los adjetivos para buscar una explicación lógica a lo ocurrido en Valencia. Se agolpan las preguntas. Unas tienen respuestas; otras, no. Surgen una ensarta de cuestiones: ¿cómo? ¿por qué? ¿cuándo?... y más, algunas más. No es cuestión de desmenuzarlas. Están ahí.

Decía Empédocles, filósofo griego, nacido en la Magna Grecia, al sur de Sicilia, que las cuatro raíces que lo compone todo, son el fuego, el aire, la tierra y el agua. Combinadas, en distintas proporciones por dos fuerzas cósmicas, el Amor y el Odio, dan lugar a los seres del mundo físico. Aristóteles, que siempre ponía la guinda, agregó el Éter.

Cuando yo era niño, en el año 1957, el 14 de octubre, o sea en otoño cuando vienen las gotas frías, Valencia sufrió una inundación descomunal. La llamaron – habían tenido ya muchas – la mayor riada de la Historia. El maestro nos pidió a los niños de la escuela que aportásemos una peseta (hoy sería algo así con 0’032 euros) en solidaridad con los damnificados. Se dijo que fueron 81 muertos y las pérdidas materiales descomunales.

Acabo de ver en el telediario que el Presidente del Gobierno de España ha visitado el lugar. Ha prometido ayuda. Desde la misma Valencia se ha abierto una cadena de solidaridad entre el pueblo que ha acudido presto a socorrer. Ya ven  en España  que navega estos días en una mar revuelta por mor de actuaciones desafortunadas de algunas personas aparece lo mejor del pueblo que responde con lo que tiene y arrima, a su manera, el hombro.

Valencia, tercera ciudad de España, capital de una región que aporta progreso, modernidad, visión de futuro y belleza, hoy se ve sumida en el dolor porque la muerte, vestida de fuego puede haber llevado cerca de una veintena de personas a las que el destino le ha marcado su punto final.

Como ilustración se me ha ocurrido poner el Himno de la Comunidad Valenciana – que por supuesto también es de la ciudad de Valencia – obra del maestro Serrano, una pieza musical excepcional, que la banda municipal apostilló con la primera estrofa del Himno Nacional. ¿Si hay más cosas que nos unen, - me pregunto - por qué puñetas tienen que imponerse las desavenencias y la crispación? ¿Tiene que venir un fuego pavoroso para que nos demos cuenta de que juntos nos puede ir mejor? Ojalá, también, se tomen las medias para que no vuelvan a presentarse tragedias como que se está viviendo…

 

 

 

 

 

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