martes, 6 de diciembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rosas en diciembre

 

                               


6 de diciembre, martes. Don Emilio Mandly nos hacía analizar una oración de relativo: “En el parque hay un rosal que tiene rosas en enero”. Don Emilio era un hombre bajito, con poco pelo y un poco barrigoncillo por aquello de la edad. Tenía una voz aflautada y una bondad que superaba con creces su cuerpo.

Don Emilio también nos enseñaba Geografía Universal. Con él supe de la existencia del Obi, del Yenisei y del Lena. Eran los tres grandes ríos de Siberia. Aquel día soñé que yo viajaría a su encuentro en un tren mítico que va de Moscú a Vladivostok. Soñé cómo serían la tundra y la taiga, y con las llanuras inmensas donde se alternan los abedules con la soledad.

Una tarde de verano muchos años después, cuando casi se ponía el sol, el tren, el Transiberiano, llegaba, como todas las tardes, a Novosibirsk. Antes, cruzó, un puente de hierro que gemía con un ruido diferente a otros puentes, sobre un río inmenso: el Obi. Era ‘el Obi’, el viejo amigo al que veía por primera vez pero que me parecía un reencuentro con alguien que conocía desde hacía mucho tiempo.

Ayer tarde, por aquí, descargó una borrasca atlántica, generosa. Llovió hasta la media noche,y después, como el Señor en la Creación, descansó. Ahora las nubes, esas nubes rezagadas que vienen detrás de las borrascas se las andan como despistadillas, como quien no encuentra su sitio.

Me he bajado a dar un paseo por entre los rosales. Don Emilio hablaba de un rosal que tenía rosas en enero. Los míos, las tienen ahora, en diciembre, en la víspera de la Inmaculada y cuando mucha gente se ha echado a los caminos y otra celebra el Día de la Constitución. Por cierto, dicen los que saben que es la más consensuada y la más longeva de la Historia de España, a pesar de que algunos la tienen atragantada.

Me he acordado de don Emilio, de sus oraciones de relativo, de ese modo de inculcar el amor hacia lo desconocido que la Geografía nos ponía en las páginas de un libro sobre los pupitres cuando éramos muchachos y teníamos la cabeza llena de pájaros.

Benditas rosas de diciembre, y benditos españoles que a pesar de tantos vientos en contra buscan – buscamos – la manera de entendernos porque hay más cosas que nos unen que cosas que nos separan.

1 comentario: